La ley de
Cristo
“Sobrellevad
los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo” Gálatas 6:2
Toda la ley
del antiguo testamento se resume en las categorías de «amar a Dios» o «amar a
tu prójimo».
Pero hay
algo que la ley de Cristo hace diferencia con la ley de Moisés y es que provee
del amor necesario para que cumplamos este gran mandamiento; esto lo confirma
el apóstol Juan cuando, inspirado por el Espíritu Santo, escribe “Amados,
amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido
de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es
amor.” (1 Juan 4:7-8).
Este amor,
que vino de Dios, llenó nuestro corazón con un amor puro, sincero y verdadero
cuando derramó en nuestro corazón su Espíritu Santo. Por esto, ahora el llamado
a cumplir la ley de Cristo es un llamado a dar de lo que hemos recibido en
abundancia (Romanos 5:5). Entonces, debemos obedecer la ley de Cristo porque Él
nos amó primero y se entregó por nosotros.
Como
consecuencia, nuestra respuesta debe ser el dar de ese mismo amor hacia los
demás, con toda gratitud al Padre y en obediencia a sus principios de vida;
motivados para vencer todo pecado y alejarlo de nuestra vida, no como un deseo
legalista de obedecer una serie de mandamientos, sino impulsados por el gran
amor con que nos amó y entregó hasta la última gota de sangre por nosotros. Oración.
«Padre,
gracias por ese gran amor que has tenido para con nosotros, entregando a tu
propio hijo en pago por nuestros pecados; con ese mismo amor ahora quiero amar
a los demás, sin guardarme nada, sino amando con toda la abundancia del amor
que me has dado, en el nombre de Jesús, amén.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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