De una vida
en ignorancia a una vida en santidad
“Por tanto,
ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo
en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; como hijos
obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra
ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos
en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy
santo.”, 1 Pedro 1:13-16
Antes de
aceptar a Cristo en nuestro corazón vivíamos en un estado de ignorancia, pues
no éramos conscientes de que esclavos éramos del pecado. ¿Dónde surgió esta
esclavitud? En el huerto del edén. A raíz de la desobediencia que el hombre
tuvo contra Dios, generó en la naturaleza del ser humano una gran
contaminación, tanto, que Romanos 5:12 nos revela que de ahí en adelante todo
ser humano (a excepción de Jesucristo) obtiene una herencia contaminada, lo que
llamamos naturaleza pecaminosa. Esta naturaleza es la que nos impulsa a estar
siempre en contra de la ley de Dios, a querer ser rebeldes ante Su Autoridad y
a persistir cometiendo pecado.
Sin embargo,
su palabra nos dice que fuimos rescatados de esa vana manera de vivir gracias a
la preciosa sangre de Jesucristo, ese cordero sin mancha y sin contaminación
que se ofreció en aquella cruz por amor a nosotros como sacrificio perfecto
para satisfacer la justicia de Dios (1 Pedro 1:18-19). Dado lo anterior, es que
por la fe en Jesús, tú y yo podemos disfrutar ahora de una nueva condición,
pues somos:
• Redimidos:
Libres de la esclavitud del pecado porque Jesucristo pagó el precio.
•
Reconciliados: Podemos tener una relación íntima, personal de amor con Dios.
•
Identificados con Cristo: Todo lo que es verdad acerca de Él, viene a ser
verdad en nosotros por la obra de su Santo Espíritu.
•
Santificados: Apartados como posesión de Dios para siempre.
•
Justificados: Justos delante de Dios por nuestra fe en Jesús.
•
Regenerados: Al nacer de nuevo, tenemos un espíritu vivo que nos permite pasar
de ser egocéntricos a ser Teocéntricos.
Y todo esto
nos lo ha dado el Señor Jesús como un regalo, como un don inmerecido; para que
lo disfrutemos y vivamos, ya no conforme al viejo hombre que solo está viciado
de pecado, sino conforme a la justicia y santidad que por Cristo nos ha sido
entregado (Efesios 4:22-24)
La pregunta
es: ¿Cómo seguiremos viviendo de ahora en adelante? ¿Bajo la ignorancia? o
¿bajo la santidad? Pues si hemos creído en Él, la palabra de Dios nos dice que
como justos, debemos caracterizarnos por vivir en fe y lo que esto implica,
pues al hacerlo estaremos siendo; no como los que se vuelven atrás y acaban por
perderse viviendo bajo la ignorancia; sino, de los que tienen fe y viven por
ella para preservación del alma (hebreos 10: 38a-39) Oración.
«¡Señor!
Desde el momento en el que te abrí las puertas de mi corazón me permitiste
entender que, antes de conocerte, vivía bajo la ignorancia, pues mis actos
estaban viciados conforme a los deseos engañosos. Más ahora, que mis ojos te
ven, puedo creer que ya no vivo bajo esta condición, sino bajo mi nueva
identidad de justicia y santidad, la cual me ha sido entregada por amor,
gracias a ti Cristo Jesús, amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario