De tumbas a jardines- Parte 1
“Vinieron al
otro lado del mar, a la región de los gadarenos. Y cuando salió él de la barca,
en seguida vino a su encuentro, de los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo,
que tenía su morada en los sepulcros, y nadie podía atarle, ni aun con cadenas.
Porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, mas las cadenas
habían sido hechas pedazos por él, y desmenuzados los grillos; y nadie le podía
dominar. Y siempre, de día y de noche, andaba dando voces en los montes y en
los sepulcros, e hiriéndose con piedras. Cuando vio, pues, a Jesús de lejos,
corrió, y se arrodilló ante él.” Marcos 5:1-6.
¡Cuánto daño
puede causar el enemigo en la vida del hombre! Y es que vemos en este pasaje
que no ha hecho otra cosa que robar, matar y destruir; pues ha robado la
cordura, la paz, ha intentado matar pues lo ha hecho al herirse con piedras, ha
destruido la posibilidad de que se pueda relacionar con los demás, pues lo ha
arrojado a vivir en aislamiento, en soledad a causa de la agresividad; y por si
fuera poco ha llegado a experimentar lo que es estar sin Cristo, sin esperanza
y sin Dios en el mundo.
Pensaremos,
¿este relato en qué nos afecta? Pues por nuestra fe en la obra de Jesucristo
sabemos que ninguno de nosotros puede ser poseído físicamente por espíritus
inmundos pues Dios nos ha sellado con su Espíritu Santo quien garantiza que
somos propiedad del Señor (Efesios 1:13-14). Claramente esto es cierto, sin
embargo, la biblia nos muestra que aunque no podemos ser poseídos por ellos si
podemos ser oprimidos, pues la manera en la que el enemigo quiere oprimirnos es
impulsándonos a caer en pecado para que cuando lo hagamos y desobedezcamos a
Dios pasemos a vivir en tumbas tales como: la culpa, la depresión, la soledad,
los vicios, la ansiedad, con pensamientos de temor, etc., lo que nos terminará
llevando a dejar de orar, a no congregarnos, a no servir más en nuestra
iglesia, a alejarnos de Dios.
Permitámosle
en este día al Señor examinar nuestro corazón y pidámosle que nos revele por
medio de su Espíritu Santo cuáles son aquellas áreas de nuestra vida que
necesitamos, pasen de vivir en tumbas de esclavitud, a los jardines de la
libertad que Cristo ya nos dio, pero ¿cómo se hace esto? Espera la respuesta en
el devocional de mañana. Oración.
«Gracias
Padre por tu Hijo Jesús quien es el que me ha permitido vivir en los jardines
del amor y la libertad. Ayúdame a permanecer en tus jardines y que no vuelva a
creer las mentiras del enemigo las cuales me impulsan a tener áreas de mi vida
en tumbas de tristeza y soledad; en el nombre de Jesús, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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