Tomando su
palabra. Parte 1
“Ordena mis
pasos con tu palabra, y ninguna iniquidad se enseñoree de mí.” Salmos 119:133.
Lo que
brinda la palabra de Dios es algo que ninguna otra cosa nos puede brindar, por
lo que la invitación hoy es a que la guardemos en nuestra mente y corazón.
Lo primero
que nos da la palabra de Dios es un camino único y verdadero de salvación, pues
en ella podemos encontrar las palabras de Cristo que son espíritu y son vida (Juan
6:63); por esta razón, el mismo Señor Jesucristo declaró “Escudriñad las
Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y
ellas son las que dan testimonio de mí;” (Juan 5:39). Al escuchar y prestar
atención al testimonio escrito que nos da la palabra, somos renacidos por medio
de ella, porque conocemos y tenemos fe en nuestro Salvador.
Luego de
nacer de nuevo, encontramos en la palabra de Dios un tesoro lleno de
principios, que nos dan la sabiduría para tomar decisiones íntegras y
correctas, como nos enseña el salmo “La exposición de tus palabras alumbra;
hace entender a los simples.” Salmos 119:130.
También
encontramos en la escritura sagrada, paz y consolación en nuestras
adversidades; cuando nos encontramos abatidos por las dificultades podemos
decir creyendo “Abatida hasta el polvo está mi alma; vivifícame según tu
palabra.” (Salmos 119:25); y aun si nos ataca la ansiedad del porvenir o por
los problemas, su palabra nos da sustento, pues dice “Se deshace mi alma de ansiedad;
susténtame según tu palabra” (Salmos 119:28)
La palabra
de Dios se debe estudiar toda en su texto y en su contexto, entendiendo que “La
suma de tu palabra es verdad, y eterno es todo juicio de tu justicia.” (Salmos
119:160), pues la profundidad con que estudiamos la escritura dará orden a
nuestra vida frente al caos que ofrece el mundo y las ideologías humanas.
Debemos creer lo que dice, lo cual significa que debemos confiar, adherirnos y
tomar como nuestra la palabra de Dios, guardarla en nuestro corazón y en
nuestra mente, seguir sus principios y aplicarlos con la ayuda del Espíritu de
Dios que nos fue dado, y entonces todo nos saldrá bien; aunque se presenten
dificultades y persecuciones, nuestro camino en la vida será prosperado y
victorioso. (Josué 1:8-9). Oración.
«Padre, has
enviado tu palabra y nos has sanado, por eso quiero meditar en ella todos los
días, tomarla para mí y aplicarla en mi vida; confiar plenamente que, a través
de ella, con la llenura de tu Espíritu, podré tener paz, consuelo, libertad y
bendición. En el nombre de Jesús, amén.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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