El Dios que
me sana
“Él es quien
perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias”. Salmos 103:3
“Ved ahora
que yo, yo soy, y no hay dioses conmigo; yo hago morir, y yo hago vivir; yo
hiero, y yo sano; y no hay quien pueda librar de mi mano”. Deuteronomio 32:39
“He aquí que
yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de
paz y de verdad”. Jeremías 33:6
Entendemos y
aceptamos que Dios se glorifica a través de la ciencia, que da entendimiento y
sabiduría a los médicos que son una gran bendición para la humanidad, por esto
debemos orar por ellos y dar gracia a Dios. Sin embargo, hemos puesto a la
medicina moderna como un dios y esperanza de sanidad, cuando no debe ser así.
Muchos están
desesperados buscando sanidad en la mano del hombre, y se olvidan que Jesús con
la palabra puede sanarnos, como lo sabía el centurión que tenía su siervo
enfermo y paralítico, pues al encontrarse con Jesús reconoció que él tenía
autoridad sobre todo y que podía sanar con solo decirlo (Mateo 8:8).
Debemos
reconocer que de Jesús es toda autoridad y le ha sido dada por el Padre, (Mateo
28:18), autoridad para sanar toda enfermedad, por eso confiemos plenamente en
Él, y recordemos que “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por
nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos
nosotros curados”. (Isaías 53:5 ).
Hermanos,
hoy rindámonos ante la autoridad del Cristo vivo, coloquemos nuestra confianza
en Él antes que en la medicina sin descuidar seguir las recomendaciones
médicas. Cristo salva y sana. Oración.
«Padre, hoy
en el nombre de Jesús, te clamamos por todos los enfermos de nuestra familia y
de la iglesia, para que envíes sanidad y medicina, pues una sola palabra tuya
bastará, porque para ti no hay nada imposible. En el nombre de Jesús. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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