Pensar diferente. Parte 2
“Y nosotros
no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios,
para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con
palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu,
acomodando lo espiritual a lo espiritual.” 1 Corintios 2:12-13.
Es clave la
obra del Espíritu Santo en nosotros, por esto, es esencial que entendamos la
verdad y nos apropiemos de este conocimiento por fe, pues las buenas noticias
de Dios son por fe de principio a fin (Romanos 1:17), no es por esfuerzos
humanos ni depende de nuestra inteligencia, habilidad o agilidad, como nos
presenta el salmo esta verdad, “No se deleita en la fuerza del caballo, ni se
complace en la agilidad del hombre. Se complace Jehová en los que le temen, y
en los que esperan en su misericordia” (Salmos 147:10-11).
Al seguir la
guía de su Espíritu, Él nos enseña la escritura y nos ayuda a llevarla a
nuestra experiencia diaria; y el vínculo para lograr este hecho es mediante la
oración, pues sin oración no hay relación y sin relación no hay revelación. Es
en este momento diario y continuo que pedimos que, mediante la escritura, nos
sean revelados los planes y propósitos de Dios para nuestra vida; y a su vez,
nos llenamos de su fuerza para ejecutarlos (Jeremías 23:22).
Pero hay un
hecho que debemos destacar, el Espíritu Santo actúa también por medio de los
creyentes, de nuestros hermanos de la iglesia que están llenos del Espíritu
Santo; por esto dice su Palabra que “antes exhortaos los unos a los otros cada
día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca
por el engaño del pecado.” (hebreos 3:13). Para poder disfrutar de esta
realidad espiritual, debemos congregarnos “Y considerémonos unos a otros para
estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como
algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que
aquel día se acerca.” (hebreos 10:24-25).
Hermano, la
oración, el recordar estas verdades tan importantes, el ser animado y
motivarnos unos a otros a realizar actos de amor y buenas acciones, ocurre en
la congregación; busca por lo tanto una iglesia de sana doctrina y, si has
dejado de congregarte, busca nuevamente con urgencia a la iglesia por la cual
murió y resucitó nuestro Señor Jesucristo.
Oración.
«Padre, has
puesto tu Espíritu en mí como garantía de tu promesa de redención eterna y para
entender tu Palabra y obedecer tus mandamientos; quiero disfrutar del mover de
tu Espíritu en comunión con mis hermanos en la fe. En el nombre de Jesús, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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