Tomando su
palabra. Parte 2
“Fueron
halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por
alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de
los ejércitos.” Jeremías 15:16.
“siendo
renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de
Dios que vive y permanece para siempre.” 1 Pedro 1:23.
La palabra
de Dios no es comparable ni siquiera de forma semejante con las palabras de los
seres humanos. Con su palabra, Dios creó el universo entero; y también crea en
nosotros un nuevo ser, pues somos renovados para pasar de muerte a vida eterna,
por eso es gozo y alegría para nuestro corazón cuando la tomamos y creemos en
ella.
Para
permanecer en el gozo y la libertad que nos da la escritura, estamos llamados a
que “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y
exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros
corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.” (Colosenses
3:16).
Entre más
nos llenemos de su palabra, colocándola por obra en nuestra vida, estaremos
dando testimonio de Cristo real y efectivo, pues si su palabra permanece en
nosotros Dios mismo se manifestará en nuestra vida: “Respondió Jesús y le dijo:
El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y
haremos morada con él.” (Juan 14:23); además, como explica este versículo, una
evidencia del amor de Dios en nosotros es que guardamos su palabra, esto es,
confiamos en lo que dice Dios y lo practicamos.
Entonces,
“comer sus palabras” no se trata de llenarnos de un conocimiento intelectual,
sino de un conocimiento integral; se trata de amar su palabra porque amamos a
quien nos amó primero, a Cristo, y correspondemos a su amor obedeciendo la
escritura.
Este amor
escrito con su propia sangre nos dice que nuestra misión es anunciar a otros su
palabra para que también tengan salvación, pues “Estas cosas os he escrito a
vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis
vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios” (1 Juan 5:13). Oración.
«Padre,
cuánto anhelo tu Palabra, pues en ella está mi sustento diario, mi fuerza; tú
me hablas directamente y con la guía de tu Espíritu soy guiado a dar testimonio
de Cristo. Quiero valorar cada palabra tuya, ponerla por obra y anunciarla a
los demás con todo amor y mansedumbre. En el nombre de Cristo Jesús, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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