El encuentro
de dos reyes. Parte 4
“Y consoló David a Betsabé su mujer, y llegándose a
ella durmió con ella; y ella le dio a luz un hijo, y llamó su nombre Salomón, al cual amó Jehová”. 2 Samuel 12:24
«Entonces
enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se convertirán a ti».
Salmos 51:13 “Al cual amó Jehová”. El Señor amó al niño que David concibió con
Betsabé, y esto significa restauración, restitución, bendición para nuestra
vida, una frase tan corta pero tan significativa que debe confrontar nuestro
corazón.
Con lo
anterior, Dios nos revela a nuestro corazón el más grande, intenso y pasional
TE AMO, pues si nos arrepentimos, nuestro pecado es limpiado y somos
restaurados, así como Dios no permitió que David quedara esclavo del pecado,
Dios nos perdona y restaura por su gran amor, bendiciendo y amando a nuestra
descendencia.
Observamos
que el encuentro de dos reyes, se trata de un rey humano pecador, débil, que se
aparta de Dios y necesita ser confrontado, pero cuando va al arrepentimiento,
es limpiado con la sangre del Rey de reyes y recupera entonces el gozo de su
salvación, el gozo que solo puede dar el Rey Jesucristo (Salmos 51:12).
Pero también
se trata de nosotros, pues cuando recibimos a Cristo, Él nos ha hecho reyes y
sacerdotes para Dios, como declara la escritura “y de Jesucristo el testigo
fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra.
Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes
y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de
los siglos. Amén”. (Apocalipsis 1:5-6)
Si David no
se encuentra con el Rey de reyes, el plan y propósito de Dios se hubiera
truncado por el pecado. Nosotros necesitamos un encuentro diario con nuestro
Rey Jesucristo.
Entonces, si
estás en medio de la prueba o si te has apartado de Dios, no rechaces a Dios y
a su Palabra, sino que persiste en la intimidad para tener un encuentro con el
Rey y pide que te limpie con su sangre preciosa, pero recibe ese perdón, no te
quedes en el lamento, levántate luego de orar y tomando el ejemplo de David,
adora a Dios, agradece por su gracia, y levántate a anunciar a otros lo que
Dios hizo por ti, en honor a Cristo y a lo que te dio en la cruz, sírvele al
Rey y entonces enseñarás a los transgresores los caminos de Dios y ellos que
convertirán a Él. Oración «Padre amado,
perdona toda mi maldad, que, desde ahora en adelante, en el poder de tu Espíritu,
pueda vivir en tu voluntad, haciendo lo que te agrada y viviendo para contar a
otros el encuentro personal que he tenido con Cristo, para que se conviertan a
ti. En el nombre de Jesús. Amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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