Preservando la comunión
“Vestíos,
pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de
benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a
otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la
manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros” Colosenses 3:
12-13.
Cuando la
Palabra de Dios nos dice “vestíos” se refiere a la disposición de apropiarnos
por fe de toda virtud que Cristo, al derramar su Espíritu en nosotros, nos dio
ya. No se trata de fingir o esforzarnos por hacer algo que no tenemos en
nuestro interior, sino que su amor está realmente presente en todo creyente y
nos corresponde entregarlo sin vacilar a nuestros hermanos.
Por lo
tanto, nuestra comunión debe ser evidenciada cuando nuestro hermano nos
necesita, ya sea que esté pasando por un mal momento, por una enfermedad, por
un problema económico o incluso si ha caído en un pecado, pues ¡es exactamente
en este punto cuando nuestro amor y cuidado deben ser evidenciados aún más!
No es fácil
soportar ni perdonar, pero la clave está en comprender que también nosotros
podemos en algún momento caer en cualquier situación, y necesitaremos una mano
llena de comprensión con un trato amable y amoroso. “Hermanos, si alguno fuere
sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con
espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas
tentado” (Gálatas 6:1), espíritu de mansedumbre se refiere a una comprensión
profunda con mucha ternura y humildad, colocándonos en en lugar del otro. Eso
fue lo que hizo Cristo, colocarse en nuestro lugar y dar su vida por nosotros,
para darnos libertad de nuestros pecados.
Entonces
sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación, demostrando
nuestra comunión unos con otros con la mejor actitud posible, llenos de la
gracia de Cristo, para que el mundo sepa que Cristo está en nosotros (Romanos
14:19, Juan 17:23). Oración.
«Padre,
gracias por qué de tu amor he sido lleno para ahora manifestarlo teniendo
comunión con mi familia de la fe, con la guía de tu Espíritu y su llenura,
quiero dar evidencias de las virtudes de Cristo a través de mi vida, siendo
sensible y comprensivo ante cualquier situación de mis hermanos. En el nombre
de Jesús, amén. Difundiendo el mensaje
de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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