Tu propósito
“el misterio
que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido
manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la
gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la
esperanza de gloria”. Colosenses 1:26-27
“Porque
habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.” Colosenses
3:3
s hemos
preguntado muchas veces cuál es el propósito para el cual vinimos o existimos
en esta tierra, pues consideramos que debe haber algo más que simplemente
nacer, crecer, reproducirnos y morir. Nuestra conciencia nos alerta de que hay
algo más que un propósito biológico, pero descubrirlo se vuelve un camino sin
salida.
La Palabra de
Dios tiene la respuesta, pues nos enseña que hemos sido creados para la gloria
de Dios, en Isaías 43:7 dice: “todos los llamados de mi nombre; para gloria mía
los he creado, los formé y los hice”. Así que todo fue creado para su gloria;
sin embargo, si nos preguntamos acerca del propósito específico, este propósito
está escondido en Cristo.
Cuando
encontramos a Cristo, o mejor, cuando Él nos busca y nos salva, como dice Lucas
19:10: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había
perdido”. Entonces iniciamos el camino que nos llevará a descubrir y
experimentar el propósito específico que Dios tiene para cada uno de nosotros.
Entre más
conozcamos a Jesucristo y experimentemos su amor, que excede todo conocimiento,
más estaremos llenos de su plenitud (Efesios 3:19) y esto llenará todos los
espacios de nuestra vida, pues en Él estamos completos (Colosenses 2:10). Cada
uno de nosotros logrará experimentar esta verdad cuando más nos parezcamos a Él
y nos consideremos muertos al pecado pero vivos en Cristo (Romanos 6:11), es
decir, colocando en práctica nuestra identidad con el Hijo de Dios.
Conocer a
Cristo es, al final, conocerte a ti mismo, porque tu vida está escondida en Él,
así que te animo a encontrar tu propósito particular, permitiendo que el
mensaje de Cristo, su Palabra, con toda su riqueza, more abundantemente en ti y
llene tu vida. Oración.
«Padre, en
tu voluntad, te has revelado a mi vida de manera particular a través de tu hijo
amado; por esta razón, quiero seguir conociendo y experimentando la plenitud de
este amor sin igual. En el nombre de Jesús y con la dirección de tu Espíritu.
Amén.
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