Conflictos
con mi hermano
“Pero si
tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis
contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino
terrenal, animal, diabólica. Porque donde hay celos y contención, allí hay
perturbación y toda obra perversa. Pero la sabiduría que es de lo alto es
primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y
de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.” Santiago 3:14-17
¿Has tenido
algún conflicto personal, familiar o de pareja? ¿Cómo lo has enfrentado?,
¿guiado por tus impresiones y pensamientos o por el Espíritu?
Todos hemos
tenido conflictos y claramente una de las estrategias del enemigo es llevarnos
a la contención, alentando en nosotros toda obra de la naturaleza pecaminosa
referida al conflicto, específicamente los pleitos, celos, iras, contiendas y
disensiones (Gálatas 5:20b). Es decir, todo lo que nos lleve a dividirnos, a
ofendernos y a ser utilizados para dos cosas que el maligno hace: acusarnos y
atacar nuestra identidad.
En una
discusión o conflicto guiado por la carne, terminamos condenando al otro al ver
su defecto u ofensa, dejando a un lado el amor y la mansedumbre; debemos mejor
recordar y aplicar lo que dice Gálatas 6:1 “Hermanos, si alguno fuere
sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con
espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas
tentado”.
Y lo
segundo, en cuanto a atacar la identidad que hemos recibido por la fe en
Cristo, si no somos guiados por el Espíritu, el enemigo nos usa para que en vez
de edificar a la persona con la que tenemos la diferencia, lo desanimemos y
destruyamos. Deberíamos mejor, siendo guiados por la Palabra de Dios,
recordarle a la persona quién es él en Cristo Jesús, para que al ser consciente
de su nueva naturaleza no se vuelva a dejar influenciar por el pecado y se
aleje de su mala conducta. (1 Corintios 6:11)
Hermanos,
seamos sagaces en reconocer la influencia del mal cuando detectemos
“perturbación y toda obra perversa”, tomemos las herramientas espirituales y
pidamos a Dios que en medio de un conflicto nos de la sabiduría que viene de lo
alto, para resolver las diferencias con pureza, hablando pacíficamente, con
amabilidad, buscando siempre lo bueno, llenos de misericordia y anhelando
siempre obtener en el otro todo buen fruto que sea para llenarnos de ánimo, y
para edificarnos mutuamente. Oración.
«Señor, te
pido la sabiduría que viene de ti, para que por medio de tu Espíritu me guíes a
resolver toda diferencia y conflicto, en equilibrio, verdad, mansedumbre, con
dominio propio, buscando alentar y edificar, no acusar ni desanimar. En el
nombre de Jesús. Amén. Difundiendo el
mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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