Padeciendo
como cristianos. Parte 2
“pero si
alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por
ello.” 1 Pedro 4:16
Si estamos
pasando por una prueba, una enfermedad o una dificultad financiera, como
creyentes debemos saber que a “los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan
a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” Romanos 8:28;
esto nos indica que Dios usa las dificultades para nuestra formación y
bendición (Deuteronomio 8:16).
Así que, si
queremos rendirnos ante situaciones que se nos presentan y que nos llevan al
límite, debemos tener la seguridad de que Dios nos está preparando, pues el
sufrimiento cristiano tiene un propósito y es reafirmarnos, llevándonos a una
relación más profunda, de obediencia y de guía del Espíritu Santo, en todos los
asuntos de nuestra vida, confiando plenamente en nuestro Padre amoroso. Mientras
estamos en este recorrido por la tierra, estamos llamados a conducirnos con
temor de Dios, llenos de su gracia para que por ella no seamos esclavos del
pecado.
Impulsados
por el amor de Dios, que actúa en nosotros por el Espíritu Santo, estamos
llamados a marcar la diferencia entre el impío, es decir, el que no ha recibido
la gracia de Cristo y nosotros los creyentes, no que los ignoremos y acusemos,
sino que Cristo sea conocido por ellos a través del testimonio de nuestra vida.
Y si entonces, aún haciendo así, sufrimos o padecemos podemos estar alegres y
gozosos ya que estamos cumpliendo la voluntad de Dios, pues “Palabra fiel es
esta: si somos muertos con Él, también viviremos con Él; si sufrimos, también
reinaremos con Él; si le negáremos, Él también nos negará. Si fuéremos
infieles, Él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo.” 2 Timoteo
2:11-13. Oración.
«Amado
Señor, no quiero andar obedeciendo los deseos de la carne y padecer por sus
consecuencias, sino que anhelo que me llenes de la gracia de sufrir por tu
nombre, de vivir en santidad y de acuerdo al llamado que he recibido en Cristo.
Que esta dificultad por la que estoy pasando sea para que tu nombre sea
reconocido por los que me rodean. En el nombre de Jesús, Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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