Tiempo de
ayuno. Parte 1
“Entonces el
espíritu, clamando y sacudiéndole con violencia, salió; y él quedó como muerto,
de modo que muchos decían: Está muerto. Pero Jesús, tomándole de la mano, le
enderezó; y se levantó. Cuando él entró en casa, sus discípulos le preguntaron
aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera? Y les dijo: Este género con
nada puede salir, sino con oración y ayuno.” Marcos 9:26-
El padre de
un joven le pide a Jesús que saque de su hijo un demonio, que lo ha poseído y
le causa gran daño, ya que sus discípulos no han podido hacerlo, y el Señor le
dice algo que debemos tener en cuenta también nosotros: “Jesús le dijo: Si
puedes creer, al que cree todo le es posible.” (Marcos 9:23), y el padre del
muchacho le responde que cree pero que lo ayude en su incredulidad.
Luego, los
discípulos preguntan a Jesús la razón por lo cual ellos no pudieron expulsar al
espíritu maligno y Él les contestó que es debido a su poca fe, y que ese género
de demonios solo podía salir con oración y ayuno.
Entonces,
podemos observar que el ayuno nos permite aumentar la sensibilidad espiritual y
la fe en la autoridad que Dios nos ha dado a los que hemos aceptado a Jesús
como Señor y Salvador.
Jesús obtuvo
la victoria en la cruz sobre satanás, por esto, no ayunamos para obtener una
victoria sobre los ataques de satanás en contra nuestra o de otras personas,
sino para entender, aceptar y aplicar la victoria que Jesús nos dio en la cruz
sobre el maligno; así como para recordar y poner en acción en cada situación
difícil, nuestra identidad en Cristo, al ser sensibles al Espíritu de Cristo
que habita en nosotros los creyentes. Entonces, como en la Escritura promete,
si resistimos al diablo por medio de la fe en la Palabra de Dios, él huirá de
nosotros (Santiago 4:7; 1 Pedro 5:8-9).
Apliquemos
desde hoy este propósito del ayuno y recordemos que siempre debe estar
acompañado de oración y guiado por la fe en lo que “escrito está”. (Mateo 4:4) Oración.
«Padre, me
dispongo a orar y ayunar para que seas tú aumentando mi fe, haciéndome sensible
a tu voz y dándome la fuerza para poner en práctica tus principios. Por amor a
Jesús, Amén. Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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