Diligencia y confianza en Dios. Parte 2
“Dios es el
que me ciñe de poder, y quien hace perfecto mi camino; quien hace mis pies como
de ciervas, y me hace estar firme sobre mis alturas; quien adiestra mis manos
para la batalla, para entesar con mis brazos el arco de bronce”. Salmos
18:32-34
Este
precioso salmo, nos revela una perspectiva profunda de nuestra relación con
Dios, pues nos enseña que Él nos da fuerza, nos prepara, guía y da firmeza para
que podamos hacer las cosas con diligencia.
Cuando
colocamos nuestra confianza en Dios, Él nos cubre y dirige con el poder de su
Espíritu (ciñe) y si somos guiados por el Ayudador que Él nos dio, por medio de
la fe en Jesús, entonces no andamos en la carne y estamos aplicando lo que dice
Proverbios 3:6 “Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.”
Cuando dice
“Quien hace mis pies como de ciervas, y me hace estar firme sobre mis alturas”,
el salmista hace la comparación con un ciervo que puede escalar montes muy
altos sin caerse o hacerse daño, así mismo nosotros con Dios, podemos andar en
medio de las dificultades, pero al final, Dios nos dará agilidad espiritual y
sabiduría, para salir victoriosos y poder sobrepasar las montañas de nuestra
vida, en el poder de su fuerza.
El término
“adiestra mis manos para la batalla, para entesar con mis brazos el arco de
bronce.” denota que cuando confiamos en Dios, Él permite que cada día tengamos
mejores capacidades para llegar a la excelencia en todo lo que hacemos y hacer
frente a todas las dificultades o retos que se nos presenten en la vida.
Entonces, la
diligencia de nuestra parte debe ser en colocar en acción los principios que
nos enseña la Palabra de Dios, para que aquello que antes no podíamos hacer o
asumir, o alguna dificultad que parece más alta que una gran montaña, la
podamos sobrepasar para mostrar la gloria de Dios en nosotros. Oración.
«Señor, en
todo el camino que he transitado y las dificultades que he tenido, tú has
estado conmigo, preparándome y llevándome a confiar plenamente en ti, a
mantenerme y reafirmarme en tu gran amor, para al final, bendecirme y ser
bendición para otros. En Cristo Jesús. Amén.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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