Vino nuevo
en odre nuevo
“Nadie pone
remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido,
y se hace peor la rotura. Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera
los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan
el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conserva juntamente.”
Mateo 9:16-17
Cuando
recibimos a Cristo, somos hechos nuevas criaturas; un nacimiento espiritual que
cambia nuestro corazón, pues: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva
criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. (2
Corintios 5:17). Si todo es hecho nuevo, no debemos pensar que podemos seguir
practicando las antiguas costumbres del viejo hombre, que nos impulsaban a
satisfacer nuestros propios deseos, mezcladas con nuevas cosas.
Por esto, la
Palabra de Dios nos enseña que en cuanto a la pasada manera de vivir, nos
despojemos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos,
cambiando nuestra forma de pensar y colocándonos el ropaje de la nueva
naturaleza creada según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Efesios
4:22-24), es decir nos ha sido dada la justicia y santidad de Cristo.
A esto se
refiere el Señor Jesús cuando habla del vestido viejo al que se le pone un
remiendo nuevo y del vino nuevo que se echa en odres viejos, se trata de un
cambio total, realizado por Dios que debemos aceptar y experimentar día tras
día, no un cambio parcial donde guardamos cosas antiguas con cosas nuevas.
Nuestro
corazón debe ser un odre nuevo, lleno de toda la gracia y el amor de Dios,
despojándonos de viejos hábitos como la mentira y de todo pecado que nos
asedia; este nuevo hombre el cual conforme a la imagen del que lo creó se va
renovando hasta el conocimiento pleno (Colosenses 3:9-10). Ahora tomemos
nuestro lugar, como hijos obedientes no nos amoldemos a los malos deseos que
teníamos antes, cuando vivíamos en la ignorancia sin Cristo, sino que seamos
santos en todo lo que hagamos, pues santo, santo, santo es el que nos llamó. (1
Pedro 1:14-15) Oración.
«Padre
amado, tú me has dado una nueva naturaleza por la fe en Cristo, has colocado en
mi tu Santo Espíritu para darme la fuerza y la voluntad de vivir en obediencia.
Hoy quiero, motivado por el gran amor que me diste, despojarme completamente
del viejo hombre y renunciar a los malos deseos del mundo, a viejos hábitos y a
todo pecado que asedia mi vida, para vivir en la santidad que me has otorgado
en Cristo Jesús, amén. Difundiendo el
mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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