¿Tienes al
hijo de Dios en tu corazón?
“El que
tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.
Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios,
para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo
de Dios.”, 1 Juan 5:12-13
“El que me
rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he
hablado, ella le juzgará en el día postrero”, Juan 12:48
Las cosas
que están escritas en la Biblia, son para que al leerlas, las creamos, y si
decimos que hemos creído, las obedezcamos. Por eso nos enseña Juan 1:12-13, que
los hijos verdaderos de Dios son los que reciben y creen en Jesús, pero, ¿qué
es lo que debemos recibir de parte de Jesús?
Lo que
debemos recibir es su Palabra, porque lo que allí está escrito nos da fe, nos
da certeza, desarrolla convicción, pero además es porque la palabra de Cristo
es espíritu y es verdad, sus palabras nos transforman, nos limpian, y recrean
en nosotros un nuevo corazón que puede obedecer a Dios y agradarle en todo.
También, cuando obedecemos su Palabra, el Padre y Cristo harán morada en
nosotros y se manifestarán en nuestra vida. (Juan 14:21,23)
Pero si no
estudiamos la Biblia, si no recibimos su Palabra, no nos engañemos, no tenemos
a Cristo. Solo somos adeptos, nos gusta medio escuchar el mensaje de Dios, y
nos agrada, pero estamos más pendientes de las ocupaciones diarias, de los
afanes de la vida y no dedicamos tiempo de calidad a su Palabra, ni siquiera el
día que dedicamos a congregarnos. Tal vez sea duro este mensaje, pero es
urgente: si no has recibido su Palabra, no tienes a Cristo y si no tienes a
Cristo, no tienes la vida eterna. ¿Harás algo al respecto?
Primero,
inicia una relación con Cristo, saca tiempo para conocerle, como en cualquier
relación, el tiempo que dediquemos, determina la calidad de la relación. Inicia
dedicando una hora en la semana para que alguien te enseñe la Palabra, alguien
que esté lleno del Espíritu, que haya nacido de nuevo, y estudia la Biblia
mejor que cualquier otro estudio o labor que pudieras tener. Allí se te
explicará cada principio que Dios ha dejado para comunicarte con Él de manera
correcta y para que tu vida sea transformada y bendecida. Luego tu deber por
amor es compartirla y enseñarla a otros.
¿Estás
dispuesto? Aquí estamos tus hermanos, dispuestos a enseñarte. Dios te bendiga. Oración.
«Padre, hoy
quiero recibir tu Palabra, por eso lléname de tu amor para escudriñarla,
obedecerla y compartirla a otros. Que mi vida sea transformada por tu Palabra
de verdad y sea llena de tu Espíritu para obedecerla por amor. Que mi
obediencia sea la respuesta a tan grande amor depositado en mi corazón. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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