Agradecidos
“Dad gracias
en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.”
1 Tesalonicenses 5:18
“La palabra
de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a
otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con
salmos e himnos y cánticos espirituales.” Colosenses 3:16
¿Por cuántas
cosas debemos estar agradecidos con Dios?, con toda seguridad, por muchas, pero
a veces caemos en ingratitud, se nos olvida de donde nos ha sacado el Señor.
Esta situación la observamos en la Palabra de Dios, a través del pueblo de
Israel, cuando Dios los liberó de la esclavitud, los bendijo y les proveyó para
todas sus necesidades, pero ellos se olvidaban de Él, una vez se sentían
cómodos, para ir detrás de ídolos.
El Señor
antes de que entraran a la tierra prometida, les prevenía para que no llenaran
de orgullo su corazón y se olvidaran de Él, para ir tras otros dioses, (Deuteronomio
8:14), y también de considerar equivocadamente que el pueblo por su propio
poder y fuerza había logrado las bendiciones y riquezas que tendrían
(Deuteronomio 8:17).
Ahora, a su
iglesia, el Señor Jesucristo nos previene de no olvidarnos del gran amor que
fue derramado en nuestro corazón, ese primer amor que sucedió cuando aceptamos
a Jesús como nuestro Señor y Salvador, y nos amonesta a arrepentirnos y a
recordar de dónde nos sacó, para no olvidarnos de Él, y ser agradecidos,
obedeciendo a su amor y su guía. (Apocalipsis 2:4-5)
En pocas
palabras, la mejor expresión de agradecimiento a Dios es nuestra obediencia. Un
corazón agradecido no se olvida de su Redentor, de aquel que pagó un alto
precio para que ahora nosotros tengamos libertad, gozo, abundantes bendiciones
espirituales y provisión para nuestras necesidades. Por esto, debemos
recordarnos unos a otros, exhortándonos y enseñándonos unos a otros con amor la
palabra de Dios, no sea que ahora viviendo en nuestra tierra prometida, que es
Cristo mismo, estemos adormecidos en las bendiciones de nuestro generoso Dios,
colocando nuestra mirada en las cosas y no en el dador, que es bendito por
siempre, amén. Oración.
«Padre, no
quiero olvidarme de todo lo que hiciste por mí, cuán agradecido estoy por
liberarme del pecado y de sus terribles consecuencias, quiero honrarte
obedeciendo por amor a Cristo, la ley del amor, amando a mi prójimo con la
abundante gracia que colocaste en mi corazón. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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