¿Podremos acaso ser salvos?
“Jesús les
respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado,
esclavo es del pecado.” Juan 8:34
“Saliste al
encuentro del que con alegría hacía justicia, de los que se acordaban de ti en
tus caminos; he aquí, tú te enojaste porque pecamos; en los pecados hemos
perseverado por largo tiempo; ¿podremos acaso ser salvos?” Isaías 64:5
“El Espíritu
del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los
pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar
libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los
oprimidos; a predicar el año agradable del Señor” Lucas 4:18-19
El pecado es
el problema esencial de todo hombre, si observamos nuestros conflictos,
dificultades, enfermedades, derivan de una forma u otra del pecado, ya sea
propio o de otros, de una manera u otra nos afecta a todos. Y para esto vino
Jesús, para liberar a los cautivos, romper las cadenas y liberar a los presos,
sí, liberarnos del pecado, que nos coloca en la prisión de la cual ningún
hombre puede salir por sí mismo.
Estas son
las buenas noticias que Cristo vino a pregonar, que Dios por medio de la fe en
Él, perdona nuestros pecados, porque Él siendo inocente murió por nosotros los
culpables, para liberarnos del yugo de esclavitud, pero es necesario acercarse
a la cruz, cambiar nuestra forma de pensar, a esto se refiere el arrepentimiento,
dejar de pensar que ya no tenemos arreglo, o que nada ni nadie nos puede
cambiar, ¡Jesús sí puede! Por esta razón nos envió a muchos a anunciar esta
buena noticia: “y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón
de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén” (Lucas 24:47).
Ahora, ¿qué
vas a hacer tú, frente a esta buena nueva? Te puedes quedar como un simple
lector u oyente pasivo, o puedes tomar para ti este regalo de su gracia y amor,
entonces ¿podremos acaso ser salvos?, claro que sí, pues en ningún otro hay
salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que
podamos ser salvos, solo en Jesús (Hechos 4:12). Oración.
«Señor
Jesús, salva mi vida hoy, liberándome del pecado que me esclaviza, no puedo en
mis fuerzas, reconozco que mi soberbia y mi orgullo me han alejado de ti, pero
quiero ahora depender totalmente de tu gran amor, lávame de mi maldad y haz de
mí una nueva creación, cambia mi corazón para obedecerte, hoy me rindo ante ti.
Amén. Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
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