Una mirada
de amor. Parte 1
“La lámpara
del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno
de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que,
si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?”
Mateo 6:22-23
¿Cómo
miraría Jesús a alguien en determinadas situaciones?, ¿cuál es su mirada cuando
ve a alguien que peca, o que está triste, o que sufre, o alguien que comete una
injusticia contra otro?, ¿cómo nos ve a nosotros?. ¿Cómo es la mirada de Jesús?
Pero,
reflexionemos, cómo miraríamos nosotros en esas situaciones. Cómo hemos mirado
a otros, cuando se nos han presentado situaciones parecidas, por ejemplo,
cuando alguien nos pide una moneda en un semáforo. ¿Lo miramos con indiferencia?
¿Por qué es
importante este asunto? Porque el cómo miramos a alguien en determinada
situación, está revelando lo que tenemos en nuestro corazón, es un diagnóstico
preciso de nuestra madurez espiritual, y sobre todo de nuestro amor.
Esta no es
una reflexión para enseñar cómo mirar, pues claramente el Señor nos enseña en
el pasaje de hoy, que el cómo miramos a alguien, depende de lo que tengamos en
nuestro corazón y que nuestra mirada es el reflejo de nuestro carácter. Así
que, nuestra bondad o nuestra maldad se refleja en nuestra mirada.
Y por esto
debemos aprender cómo mira el Señor Jesús: “Cuando Jesús lo vio acostado, y
supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano?” (Juan 5:6),
aquí vemos cómo Jesús mira sin indiferencia, con sensibilidad a un hombre que
hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.
También
podemos leer en Mateo 9:36: “Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas;
porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.”
Entonces
podemos concluir que el Señor Jesús miró con compasión y sensibilidad a todo el
que tenía enfermedades, dificultades y además reaccionó a las necesidades de
las personas. Jesús no es indiferente a la situación por la cual estamos
pasando.
Si creemos
en Jesús, Él nos llena de su amor abundante y compasivo, para que podamos
también mirar a otros de la misma manera, siendo sensibles a la situación de
otra persona, pero también podemos estar seguros de que Cristo ya puso su
mirada en nosotros, y conoce nuestras dificultades, no se quedará quieto, sino
que después de mirarnos, vendrá a sanarnos, pues “No dará tu pie al
resbaladero, ni se dormirá el que te guarda.” (Salmos 121:3). Oración.
«Señor
Jesús, quiero mirar como miras, siendo sensible a las necesidades ajenas y reaccionando
con acciones de amor y compartiendo tu Palabra de verdad, para que otros
también puedan disfrutar de tu mirada de misericordia y verdad, que expresas a
través de mi fe en ti. Amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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