Una fe que
mueve montañas. Parte 2
“que por fe
conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de
leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de
debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos
extranjeros. Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas
otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección.”
Hebreos 11:33-35
El problema
del mal entendimiento de la fe, es que pedimos o tenemos fe en lo posible, en
lo seguro, en lo que consideramos que es viable, pero vemos en Hebreos capítulo
11 testimonios impactantes de hombres que pusieron su mirada en cosas muy
altas, en las celestiales, y que lograron cosas imposibles. (hebreos 11:16)
Así que la
verdadera fe, tiene que ver con aquellas cosas imposibles, pero que son
conforme a la voluntad de Dios, y que no son para satisfacer nuestros deseos
egoístas, sino que tienen un propósito y una misión para la gloria de Dios.
Por esta
razón, la fe tiene dos propósitos claros: nuestra salvación por gracia cuando
creemos en Cristo, como dice Romanos 5:2 “por quien también tenemos entrada por
la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza
de la gloria de Dios”, pero además, con nuestra provisión presente para suplir
nuestra necesidades en la tierra y para cumplir el propósito de Dios en nuestra
vida, cuando nos enseña la Palabra: “Y poderoso es Dios para hacer que abunde
en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo
lo suficiente, abundéis para toda buena obra;” (2 Corintios 9:8). Es decir,
Dios a través de la fe nos salva, suple nuestras necesidades, actúa
poderosamente para sanar nuestras enfermedades físicas y cualquier otra necesidad
que veamos lejana en nuestro entendimiento.
Pero
limitamos el accionar de Dios en nosotros, por tener una fe acomodada a cosas
posibles, pues si mediante nuestra fe Dios nos salva y nos sustenta
abundantemente en todas las cosas para cumplir con el propósito de que el Padre
sea glorificado en el Hijo (Juan 14:13), no debemos dudar sino pedir a Dios esa
convicción que nos da mediante su Espíritu y permanecer en la seguridad de sus
promesas, pues conforme a su Palabra nos alienta a que: “Y el Dios de esperanza
os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el
poder del Espíritu Santo.” (Romanos 15:13).
Oración.
«Padre,
ayúdame en mis limitaciones, cambia mi mente y mi corazón para entender que
para ti no hay nada imposible y que por lo tanto debo fijar mi mirada y colocar
mi esperanza en el reino de Dios y su justicia, anhelo ser un héroe de la fe,
para darte a ti la gloria y la honra. En Cristo Jesús. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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