Una mirada
de amor. Parte 3
“Le dijo
Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te
llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.”, Juan 1:48
“Mi embrión
vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron
luego formadas, Sin faltar una de ellas.”, Salmo 139:16
El Señor
Jesús miró con compasión y sensibilidad a todo el que tenía enfermedades y
dificultades, pero además no se quedó quieto, reaccionó a las necesidades de
las personas pues no fue indiferente a la situación por la cual estaban
pasando. Con amor, les enseñó, les sanó y les guio.
Pero, ¿Cómo
te mira Jesús a ti? Él ya te había mirado desde antes de nacer, como dice el
Salmo 139:16a “Mi embrión vieron tus ojos” y así como Él te mira con amor y
compasión, sin juzgarte, quiere que tú mires a los demás.
Entonces,
tal como nos mira Jesús a nosotros, así mismo debemos mirar a los demás, con
compasión, sin pretender condenar el pecado de los demás, sin orgullo, sin
ninguna altivez; una mirada que levante, que restaure, una mirada de amor.
Una mirada
que refleje el gran amor que Cristo puso en nosotros, por lo tanto, tenemos la
responsabilidad de mirar con amor y compasión, siendo sensibles, pero
reaccionando, y ¿cuál es la reacción que el Señor nos pide? compartir de su
gran amor, con esa mirada de gracia con la que el Señor Jesús transformó
nuestra vida.
El Señor
sale al encuentro de los perdidos a través de la mirada de gracia que Él
refleja en los ojos de sus hijos. Y tú, ¿cómo miras a los perdidos? Oración inicial
«Padre, Tú
me miraste desde antes, pusiste tu mirada en mí y me viste con una mirada de
amor que transformó mi vida, esa mirada que me hiciste en el madero cuando
Cristo murió por mis pecados. Amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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