¿Vivimos
para Cristo o para dar una buena impresión a otros?
“Por tanto,
si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna
comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia,
completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes,
sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes
bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo;
no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los
otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús”.
Filipenses 2.1-5
“porque Dios
es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena
voluntad”. Filipenses 2:13
Hoy
deberíamos preguntarnos: ¿estamos viviendo para Cristo o para dar una buena
impresión a los demás? La mayoría de las personas de este mundo se preocupan
por mostrar lo que los demás quieren de ellos y no son auténticos, tratan de
imitar a otros que en cierta forma se convierten en su ejemplo. Si el Señor
Jesucristo viviera en este tiempo, junto a nosotros, sería el mismo de siempre
como lo dice su Palabra en hebreos 13:8 “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y
por los siglos”, Él no guardaría las apariencias, mostraría su abundante amor y
compasión por las personas, no buscaría su propia satisfacción sino el
bienestar de los demás. Para un mundo egoísta y carente de amor, donde la gente
excusa su egoísmo, orgullo y maldad, reclamando sus derechos, Jesús no sería
una persona normal.
Pablo, hoy
nos llama a la unidad espiritual como la iglesia de Jesucristo que milita en
este siglo XXI, somos los representantes de Cristo en este tiempo. Él es la
cabeza y nosotros su cuerpo y nos dio su naturaleza divina, para manifestarlo a
través de nuestras vidas.
Pablo
también nos dice, que si hay algún descanso, algún consuelo de amor, alguna
comunión en el Espíritu, si algún afecto entrañable, si hay alguna
misericordia, compasión y ternura, es por nuestra unión con Cristo. Nos exhorta
a amarnos los unos a los otros y a trabajar juntos con un mismo sentir, el
sentir de Cristo.
Si no
estamos experimentado descanso, consuelo, comunión, compasión y ternura, es
porque no estamos permitiendo que Cristo viva a través de nosotros, Él es quien
puede unificarnos para que tengamos una sola mente y un sólo corazón. A veces
sucede lo contrario porque estamos llenos de soberbia, discordia y porque
queremos satisfacernos a nosotros mismos sin que nos importen los demás.
Considerar a
los demás como superiores a nosotros mismos, nos une al sentir de Cristo,
siguiendo su ejemplo de humildad, como dice Filipenses 2:6-7 “el cual, siendo
en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino
que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los
hombres”. Estuvo dispuesto a negar sus derechos por obediencia a su Padre y por
amor a nosotros.
Pidamos al
Señor que podamos tener una actitud cristiana de siervos para servir a los
demás, que la humildad nos conduzca a la unidad y entender que el Espíritu de
Dios puede producir en nosotros el querer y el hacer por su buena voluntad, por
eso, mantengamos nuestra comunión con Él para poder lograrlo. Oración.
«Señor
Jesucristo, si digo que te sigo, también debo decir que anhelo vivir como tú
viviste, con una actitud humilde y de servicio, lleno de amor, consuelo,
misericordia y ternura por los demás. Tú, siendo Dios y un hombre perfecto,
moriste por mí para que yo no tuviera que sufrir la condenación eterna, que
esto me motive a darme sin reservas por amor a ti y a mi prójimo. En el nombre
de Jesús. Amén. Difundiendo el mensaje
de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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