Más vive Cristo en mi
“Con Cristo
estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que
ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se
entregó a sí mismo por mí”. Gálatas 2:20
Esta porción
bíblica es una confesión de fe, porque creer en Cristo crucificado es creer
también que hemos sido crucificados juntamente con Él, reconociendo la
naturaleza de la gracia de Dios, que no puede estar unida al mérito del hombre,
por el contrario, es algo que recibimos gratuitamente.
Pablo
describe la experiencia espiritual de los creyentes cuando su viejo hombre ha
sido crucificado, y nace un nuevo hombre según Cristo. Ya no dependemos de
nosotros, no vivimos según la carne, sino que vivimos por la fe del Hijo de
Dios. Cristo ahora vive y reina en nuestro ser.
Dios
legalmente nos ve como si hubiéramos muerto con Cristo, porque nuestros pecados
murieron con Él y ya no estamos más condenados y llegamos a ser uno con Cristo
y sus experiencias son nuestras, la vida cristiana comienza cuando en unidad
con Cristo morimos a la vieja vida y resucitamos con Él a una nueva creación.
Somos libres para crecer a la semejanza de Cristo. No estamos solos, Cristo
vive en nosotros, esta es nuestra razón para vivir y nuestra esperanza para el
futuro. Dice Colosenses 1:27: “a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas
de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la
esperanza de gloria”.
¿Cómo
podemos vivir la vida de Cristo si las dudas y las debilidades son las que nos
gobiernan? Pablo nos dice claramente que todo lo que vivimos en nuestra
humanidad lo vivimos en la fe del Hijo de Dios, esa fe que hizo que Cristo
mirara consumado el plan de salvación en la cruz y nosotros fuimos su gozo al
vernos redimidos, como dice hebreos 12:2 “puestos los ojos en Jesús, el autor y
consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz,
menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”.
Si tan sólo
comprendiéramos que esta es la fe que necesitamos, nuestra vida espiritual
sería diferente, porque tenemos todo para vivir en la voluntad de Dios, es la
fe del Hijo que nos da la convicción de lo que aún no vemos, más dinámica y
efectiva, no una fe voluble y circunstancial que nos lleva a la duda cuando no
vemos respuestas.
Es la fe del
Hijo la que agrada a Dios, es una fe perfecta que fue consumada en la cruz, por
eso Jesús es el autor y consumador de nuestra fe. La fe que ignora lo que Jesús
ya hizo esclaviza. Jesús nos dio su vida, su mente y su fe, para que vivamos en
la libertad que ya tenemos en Él. Oración.
«Amado
Jesús, cuando te conocí, todo se hizo nuevo en mí, ya no vivo yo, más tú vives
en mí, tengo tu mente, tu vida y tu fe para vivir en libertad, ya nada me
esclaviza, tengo toda bendición espiritual y nadie puede revocar esto. Tengo la
fe del Hijo de Dios con la que puedo enfrentar mi día a día, sabiendo que tu
verdad me ha hecho libre. En el Nombre de Jesús. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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