Pagó por
nuestro rescate
«Ahora, así
dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas,
porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas,
yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el
fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová, Dios tuyo,
el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía
y a Seba por ti». Isaías 43:1-3
Dios tomó el
barro de la tierra, sopló en él el espíritu de vida y formó un ser humano vivo,
como dice Génesis 2:7 “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la
tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”.
Fuimos creados a su imagen para ser amados, sin embargo, ese ser humano se
rebeló y distorsionó su creación al permitir que entrara el pecado; este fue
nuestro comienzo y fue un mal comienzo. Provenimos de un pecador rebelde que
nos transmitió una naturaleza caída y que no puede ser reformada o reparada por
sí sola, sino por su Diseñador.
Ahora Dios
nos hace hijos suyos por medio de nuestra confianza en Cristo y nos da una
nueva naturaleza. Con su sacrificio en la cruz pagó el rescate por nuestras
vidas, con su muerte sepultó nuestro pecado y con su resurrección nos hizo
nacer a una vida nueva. Con esta redención maravillosa ya no debemos sentir
temor, sino vivir en la libertad que Él nos ha dado a través de su sangre
preciosa con la que pagó el precio. Según 1 Corintios 7:23 “Por precio fuisteis
comprados; no os hagáis esclavos de los hombres”; ahora somos su pertenencia y
ya no somos esclavos de nadie.
Estas
palabras de Isaías también tienen una aplicación maravillosa para nosotros, ya
que a veces, en nuestra experiencia personal, nos hemos introducido en aguas
profundas, en las que no podemos tocar el fondo, pero tenemos la certeza de que
Dios nos acompaña en esas circunstancias. Aunque parezca que nos hundimos, Él
ha prometido que los ríos no nos anegarán, interviniendo y librándonos de esa
situación.
Dios usó
naciones como Egipto y Etiopía para tratar y disciplinar a Israel y que
entendieran que solo Él podría rescatarlos. Igualmente es con nosotros; alguna
vez nos hemos preguntado ¿por qué Dios permitió que algunas personas o
situaciones se nos cruzaran en nuestro camino y nos causaran problemas?, lo
hizo para que volviéramos a Él, a sus propósitos, a su voluntad y para
desarrollarnos espiritualmente. Dios utilizó esas circunstancias para
liberarnos, por lo que, al rescatarnos nos ofreció una vida mejor. Debemos
estar agradecidos porque usó personas para enderezar aspectos de nuestra vida,
como dice Proverbios 21:18 “Rescate del justo es el impío, y por los rectos, el
prevaricador” Oración.
«Gracias
Señor por hacerme nueva criatura, hechura tuya, redimido por la sangre preciosa
de tu Hijo amado, quien murió por mi pecado. Fui apartado para ti, ahora soy
tuyo y si estás conmigo no temeré, soy libre porque pagaste un precio muy alto
en la cruz para que lo fuera, para que no fuera esclavo de nadie. En el nombre
de Jesús, Amén. Difundiendo el mensaje
de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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