La intensidad y la diligencia en la oración
“Entonces me
invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me
hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” Jeremías 29:12-13.
No importa
de dónde seamos o qué idioma hablemos, hay un lenguaje que nos une como
creyentes, la oración. En estos tiempos de pandemia y crisis económica, social
y moral en el mundo, debemos unirnos a clamar a nuestro Padre celestial por
misericordia y por una nueva oportunidad para todos los que se hallan lejos de
Él.
Cuando el
Señor derrama un espíritu especial de oración, está viniendo a nosotros con su
misericordia, porque dice “y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis
de todo vuestro corazón”; esto implica un nivel de intensidad superior a la
oración que ordinariamente hacemos. La palabra buscar, “darash” aquí en el
hebreo, sugiere un deseo vehemente en hallar una respuesta de Dios.
Nunca lo
estaremos buscando en vano si lo hacemos de corazón, porque siempre está
dispuesto a escuchar cuando lo invocamos en confianza y en verdad. Él no se ha
olvidado de nosotros, quizá somos nosotros los que lo hemos rechazado y nos
hemos alejado cuando nos hallamos en problemas o en momentos de profundo dolor,
porque dejamos de confiar.
Hoy
recordemos que podemos buscar y encontrar a Dios cuando lo invocamos de todo
corazón; que nada de lo que nos suceda en esta vida interrumpa nuestra
comunión. Digamos como el salmista: “Escucha, oh Jehová, mis palabras;
considera mi gemir. Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío,
porque a ti oraré. Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré
delante de ti, y esperaré” Salmos 5:1-3. Este versículo nos habla de la
intensidad y la diligencia en la oración de parte de nosotros.
Daniel nos
da un gran ejemplo de perseverancia y dedicación a la oración cuando su fe fue
puesta a prueba en Babilonia “Cuando Daniel supo que el edicto había sido
firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia
Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de
su Dios, como lo solía hacer antes” Daniel 6:10.
Te animo a
seguir orando y a unirnos en clamor los unos por los otros; es el mejor tiempo
invertido. Oración.
«Amado
Jesús, sé que me escuchas cuando te invoco de todo corazón. Junto con otros
cristianos, que hacemos parte de tu iglesia universal, queremos unirnos en una
sola voz y un solo sentir para clamar por este mundo en tinieblas. Señor,
dispón mi corazón para orar e interceder por mis semejantes y por todo lo que
viene a este mundo, para estar preparado y fortalecido esperando solo en ti. En
Cristo Jesús, Amén. Difundiendo el
mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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