Oración mañana tras mañana
«Escucha, oh
Jehová, mis palabras; considera mi gemir. Está atento a la voz de mi clamor,
Rey mío y Dios mío, porque a ti oraré. Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de
mañana me presentaré delante de ti, y esperaré». Salmo 5:1-3
“Levantándose
muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y
allí oraba”. Marcos 1:35
La
comunicación regular es fundamental en cualquier relación y es necesaria en
nuestra comunión con Dios, porque afirma nuestra fe. Necesitamos comunicarnos
con Él diariamente. Preguntémonos hoy: ¿pasamos tiempo regular en oración y
leemos la Biblia a diario?
Este salmo
se centra en una adoración reverente y santa y en una oración por una vida
recta, aquí David procura probar que el orden y la perseverancia son necesarios
en nuestra comunión diaria. La repetición de la frase «de mañana», nos sugiere
que el mejor tiempo de buscar a Dios es antes de empezar nuestra rutina, para
poder entregarle los desafíos de nuestro día, buscando su gracia, dirección,
ayuda y fortaleza.
Recordemos
que la mañana es un milagro que ocurre cada día, porque nueva es cada mañana e
inmutable su fidelidad (Lamentaciones 3:23). Lo importante es que no pasen días
sin estar en la presencia de Dios. Como dice el Salmo 84:10a «Porque mejor es
un día en tus atrios que mil fuera de ellos».
Jesús es
nuestro mayor ejemplo de oración, sabía que no podía vivir sin comunión con el
Padre, necesitaba reponer sus fuerzas espirituales consumidas por su labor de
entrega y servicio a los demás. Para poder ministrar a los hombres, necesitaba
primero encontrarse con Dios, por eso, buscaba un lugar desierto, para estar en
silencio y sin interrupciones, para no distraerse con el ruido del mundo, y es
algo que debemos aprender de Él, estar a solas con el Padre. Y más, cuando nos
enfrentamos a las presiones de esta vida terrenal. Aunque sabemos que la oración
es un vínculo vital con Dios, a veces no es fácil hacerlo, debemos esforzarnos
por encontrar ese tiempo especial, aunque implique tener que madrugar más.
Como el
salmista, debemos estar seguros de que el Señor nos escucha, mirándolo a Él
como nuestro Rey y Dios, o sea, Él que gobierna nuestra vida y Él que es
poderoso para darnos lo que necesitamos, Aprendamos a esperar en Él, aguardando
las respuestas a nuestras oraciones. Oración.
«Señor,
quiero tener una firme relación contigo, que no pase ni un día sin buscar tu
rostro, y gracias por estar atento a la voz de mi clamor. Eres mi Rey, por eso
gobierna todos los asuntos de mi vida y eres mi Dios poderoso para hacer lo que
quieras de mí. Gracias por amarme y estar siempre dispuesto a escucharme. En el
nombre de Jesús. Amén. Difundiendo el
mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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