Necesitamos de Dios
«Fíate de
Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en
todos tus caminos, y él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia
opinión; teme a Jehová, y apártate del mal». Proverbios 3:5-7
El capítulo
3 del libro de Proverbios es el consejo que un padre le da a su hijo, cuando ha
salido de su hogar para empezar a andar en el camino de la vida asumiendo
nuevas responsabilidades. Le aconseja que sus pasos deben ser ordenados según
lo que dice la Palabra de Dios. Cuán importante es esto en el día de hoy para
todos nosotros que a diario nos enfrentamos a desafíos en la vida. Cuánto
necesitamos de la sabiduría de Cristo, por eso dice en Proverbios 3:1 “Hijo
mío, no te olvides de mí Ley, y que tu corazón guarde mis mandamientos». La
sabiduría está personificada en el Señor Jesucristo. Dijo el apóstol Pablo en 1
Corintios 1:30 “Pero por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha
sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención”.
Confiar en
el Señor hará que dirija nuestros pasos. Debemos reconocer que hay momentos en
que no podemos manejar nuestra vida por sí solos, sino que necesitamos la
dirección de Dios. Proverbios 28:26 nos dice: “El que confía en su propio
corazón es necio; más el que camina en sabiduría será librado”.
A veces nos
encontramos enfrentados a situaciones que no nos agradan, en las que nos
sentimos inseguros o en peligro. Aquí dice: “Fíate del Señor de todo tu
corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia”. Fiarse en el hebreo es:
“apresurarse a refugiarse”, ¿en quién más lo haremos sino en Dios?, recordemos
cuántas veces al hacerlo hemos experimentado que Él nos ha guiado en nuestro
caminar, inclusive a través de circunstancias problemáticas y variadas y lo
mejor es que lo seguirá haciendo. Reconozcámoslo en todos nuestros caminos y Él
hará derechas nuestras sendas.
El Señor nos
invita a ser humildes y a reconocer nuestras propias limitaciones, por eso
debemos tenerle en cuenta para tomar decisiones, no seamos autosuficientes
pensando que todo lo podemos hacer solos, el secreto de un hijo de Dios es
depender de su amor y su misericordia. Él dice en su Palabra en Juan 15:5 “Yo
soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste
lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”. Dios nos hizo
para amarnos y para guiarnos a llevar vidas fructíferas y sabias. Oración.
«Señor,
enséñame a ser humilde y a reconocer cuánto te necesito. Sin ti no soy nada.
Gracias por traerme a un nuevo día, quizás hoy el cielo está nublado y no
brilla el sol, o quizás es un día luminoso, pero, en cualquier caso, quiero
siempre darte gracias por guiar mi caminar en esta vida, quiero fiarme y
confiar en ti sin reservas. En el nombre de Jesús. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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