miércoles, 24 de noviembre de 2021

¿Cuál es nuestra historia?

 

¿Cuál es nuestra historia?

“Envió un varón delante de ellos; a José, que f


ue vendido por siervo. Afligieron sus pies con grillos; en cárcel fue puesta su persona. Hasta la hora que se cumplió su palabra, el dicho de Jehová le probó”. Salmos 105:17-19

“De aquí en adelante nadie me cause molestias; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús”. Gálatas 6:17

Muchas de las marcas en nuestro cuerpo y alma fueron causadas por nuestro pecado, consecuencia de una vida manejada por nuestras propias decisiones. También, por momentos difíciles donde otros nos lastimaron dejando cicatrices en lo más hondo de nuestro ser, pues antes de conocer al Señor Jesucristo fuimos marcados por nuestra rebeldía y orgullo que endureció nuestro corazón. Así fue que nos encontró nuestro Dios, heridos y rotos; como la mujer Samaritana, como José cuando fue vendido como esclavo por sus hermanos. Pero, así como a ellos, nos amó, nos restauró y usó las heridas para dar testimonio a otras personas, de su poder en nosotros. Cuando Jesús aparece, nuestra vida es sanada en lo más profundo y todo tiene un nuevo sentido y es usado para su gloria.

En el libro de Gálatas, Pablo está pidiendo a los judíos que no lo molesten más, porque él ahora lleva en su cuerpo las marcas de Cristo. La palabra “marcas” significa en el griego “stigma” y se refiere a las marcas de propiedad que se le ponían a los esclavos y animales para decir que eran de alguien. Las cicatrices de Pablo eran aquellas que le fueron causadas por las persecuciones que padeció por el Nombre de Cristo. ¡Con qué orgullo llevaba esas marcas por causa del evangelio! Preguntémonos hoy: ¿las cicatrices en nuestros cuerpos, mentes y corazones, son por causa de complacer nuestra naturaleza pecaminosa o por pertenecer a Cristo?

¿Cuál es nuestra historia? Las marcas de José causadas por la injusticia de sus hermanos, forjaron su carácter para llegar a ser el segundo al mando en Egipto y por eso pudo decir: “Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros” Génesis 45:5

Hoy, recordemos que Cristo con su sufrimiento en la cruz y sus heridas, trajo a nosotros salvación, liberación y sanidad. Permitamos que nuestro testimonio, nuestra historia, sea usada para alcanzar a otros para el reino de Dios.    Oración.

«Señor Jesús, gracias por hallarme cuando estaba perdido y herido por mi pecado, y sanar mi ser, para que ahora sea un canal de bendición. Gracias por todas las circunstancias adversas que forjaron mi carácter. Sé que no puedo elegir que haya heridas o no en este mundo caído, pero sí puedo pedirte que transformes mi dolor en un nuevo propósito para servir a través de mi testimonio a otros. En el Nombre de Jesús. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.                                          

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