Proseguir a la meta
“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo
hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el
espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la
justicia y santidad de la verdad.” Efesios 4:22-24
“sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado
juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no
sirvamos más al pecado.” Romanos 6:6
Desarrollar el carácter de Cristo o lograr que Jesús sea
formado en nosotros, es un proceso continuo a lo largo de toda nuestra vida, es
un propósito o una meta a la cual no podemos decir que hemos llegado ya y que
no nos es necesario trabajarlo más; el mismo apóstol Pablo quien tuvo la
seguridad de decir que lo imitaran a él porque él imitaba a Cristo, en
Filipenses 3:13-14 dice “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado;
pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a
lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de
Dios en Cristo Jesús”
Es necesario entonces, que cada mañana al levantarnos tomemos
la decisión de vivir nuestro día guiados por el Espíritu Santo, porque si bien
es cierto que hemos sido hechos nuevas criaturas por la fe en Jesucristo (2
Corintios 5:17), todavía estamos en nuestro cuerpo carnal, ese que está viciado
conforme a los deseos engañosos y que quiere obrar según su propia voluntad.
Pero a lo que nos exhorta el Señor es a que cada día nos identifiquemos con esa
obra que Él realizó en la cruz por cada uno de nosotros, y nos despojemos de
ese viejo hombre entendiendo que fue crucificado juntamente con Cristo, para
que ya no sirvamos más al pecado.
Hermanos, desarrollar el carácter de Cristo es vivir como
Cristo vivió y su vida fue una clara demostración de sujeción y dependencia
constante y diaria de su Padre Dios, así como también una completa dirección
del Espíritu de Dios, logrando de esta manera adorar y glorificar a su Padre
haciendo su voluntad. De modo que, siguiendo lo que dice la Escritura en
Efesios 4:20, según como hemos aprendido de Cristo, así hagamos.
Oración.
«Bendito Dios, qué privilegio ha sido el ser llamado y
escogido por ti; ahora entiendo que mi vida no gira en torno a mí ni a este
mundo, pues mi ciudadanía está en los cielos y mi mirada puesta en las cosas de
arriba, las celestiales y eternas; por esto según tu voluntad, propósito y la
meta que me has dado, te pido cada día me renueves más a la imagen de mi Señor
y Salvador, amén.
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