Perfectos en unidad
“Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que
han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú,
oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que
el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para
que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que
sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que
los has amado a ellos como también a mí me has amado.” Juan 17:20-23
En el mundo hay división; por naturaleza cada ser humano es
único y diferente, por ello hay diversidad de pensamientos, convicciones,
ideologías, experiencias y demás que finalmente lleva a que haya divisiones.
Vemos, por ejemplo, divisiones de clases sociales, divisiones políticas,
religiosas, culturales, económicas, entre otras. Y aunque nosotros los
creyentes en Cristo estamos en el mundo, como lo ha dicho nuestro Señor: no
somos del mundo (Juan 17:14).
Es por esto que, como miembros del mismo cuerpo, el cuerpo de
Cristo y siendo su iglesia, se nos llama a ser uno, y la Escritura en Efesios
4:1-6 nos exhorta diciendo que por la vocación a la cual hemos sido llamados,
seamos diligentes en guardar esta unidad mediante el Espíritu Santo
manteniéndonos siempre en paz, pues todos tenemos un solo Señor, un Espíritu,
una fe, un bautismo, una misma esperanza y un Dios y Padre de todos, que es
sobre todos, y por todos y en todos.
Como hemos dicho, esta unidad solo es posible mediante el
Espíritu Santo que habita en nosotros, el cual hace que aunque seamos personas
diferentes en cultura, raza, nacionalidad, labor, género o condición, lo que en
nosotros prevalece y nos une es que todos somos hijos de Dios por la fe en
Jesucristo, y entonces como declara la Escritura en Gálatas 3:28 “Ya no hay
judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos
vosotros sois uno en Cristo Jesús.”
Más importante entonces que nuestra identidad en la carne, es
nuestra nueva identidad en Cristo, pues nos ha dado su Espíritu para que seamos
perfectos en unidad, y entonces cuando el mundo vea tal manifestación gloriosa
en los hijos de Dios, crea en Él y reconozca la gloria y el amor tan grande que
Dios por medio de su Hijo Jesucristo nos ha manifestado al enviarlo a este
mundo para nuestra salvación (Juan 3:16).
Oración.
«Padre Dios, en este día quiero de manera sincera darte
gracias, alabarte y bendecirte, pues por tu favor inmerecido me permites
conocerte y reconocerte cada día más en mi vida. Gracias porque a cada uno de
tus hijos adoptivos nos has hecho uno con Cristo y nos has dado tu Espíritu
para que lo que prevalezca en nosotros sea la perfecta unidad, esa que revela
tu magnífica gloria y permite que el mundo crea que Tú enviaste a tu Hijo
Jesucristo para manifestarnos tu amor y darnos salvación, amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario