La gracia de Dios que me capacita
“Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia.”
Juan 1:16
“Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de
Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis
enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia;” 1 Corintios 1:4-5
Nosotros, los hijos de Dios por la fe en Jesucristo y que
hemos sido hechos testigos y ministros del Señor, verdaderamente no hemos sido
elegidos por nuestras grandes dotes o capacidades, sino que realmente ha sido
un llamado que por el favor inmerecido de Dios hemos recibido; por cierto, la
Escritura en 1 Corintios 1:26-29 revela “Pues mirad, hermanos, vuestra
vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni
muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los
sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo
vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo
que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia.”
Por lo cual, la Escritura enseña que es por la gracia de Dios
que nos ha sido dada en Cristo Jesús, que hemos sido enriquecidos en Él, en
toda palabra y ciencia, de manera que nada nos falta en ningún don, porque es
Cristo poder de Dios y sabiduría de Dios (1 Corintios 1:4-7, 24).
De manera que si tú, eres de los que aún no ha tomado la
decisión de servir a Dios y aceptar ese llamado de gracia de ser un testigo
fiel del Señor donde quiera que estés y donde quiera que vayas, y todo porque
crees que no estás lo suficientemente preparado para tan grande y privilegiada
obra, el Señor hoy te está llamando a que pierdas toda confianza y dependencia
de ti mismo y a que experimentes cómo en medio de nuestra comunión con Él, por
su gracia somos directamente enseñados por su Espíritu Santo en toda sabiduría
e inteligencia espiritual, porque “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han
subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le
aman.” (1 Corintios 2:9). Oración.
«Padre Dios, gracias por amarme tanto y tener misericordia de
mí; gracias por permitirme descansar en ti, y rebosar de gracia mi vida entera;
te alabo y te bendigo porque siempre en intimidad contigo encuentro la gracia
que necesito, eres bueno, eres fiel, gracias Señor, amén.
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