Cristo en nosotros, la esperanza de gloria
“a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria
de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de
gloria,” Colosenses 1:27
“y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo
conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.” Efesios 3:19
Existen en este mundo variedad de circunstancias que
fácilmente llevan a las personas a perder su esperanza y plenitud, por ejemplo,
un accidente o cualquier forma de muerte de un ser querido, una enfermedad
complicada, la separación de los padres, un fracaso en las finanzas, un
secuestro, un enemigo que persigue, un hijo en malos caminos, un matrimonio
estancado, o también la separación de la pareja; clara e indiscutiblemente son
situaciones muy difíciles, pero que conforme a la Palabra de Dios, no podemos
permitir que determinen nuestro vivir.
La escritura en Efesios 1:23 enseña que Jesucristo es aquel
que puede llenarlo todo en nosotros, sólo en Él encontramos plenitud, pues en
Él habita toda la plenitud de Dios, y como dice la Escritura en Efesios 4:10
fue Él quien descendió y luego subió por encima de todos los cielos para
llenarlo todo. Adicional, una de las citas bíblicas de hoy también nos revela
que Cristo en nosotros es la esperanza de gloria, es decir, una esperanza
verdadera y que nunca falla.
De manera que, si tú o alguien a tu alrededor, está
atravesando alguna dificultad que le ha hecho perder el propósito, la
motivación, la ilusión o la esperanza en su vida, te invito para que recuerdes
o compartas este tesoro de la palabra de Dios. Realmente no hay nada en esta
tierra de lo cual Dios no tenga el control y un propósito para con ello, pero
solo se puede llegar a esa seguridad y convicción cuando recibimos a Jesús en
nuestra vida como Señor y Salvador y cuando a partir de ese momento decidimos arraigarnos
y edificarnos en el conocimiento de su gran amor por nosotros, pues es así como
toda la plenitud de Dios lo llena todo en nosotros (Efesios 3:19). Oración.
«Bendito Dios, gracias por este nuevo día de vida que me
concedes y gracias por el regalo de enviar tu Palabra hasta este lugar; te pido
así mismo que por tu Espíritu alumbres mi entendimiento y me permitas
comprender y practicar la enseñanza que me quieres revelar, en el nombre de
Jesús, amén.
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