Cuidando el campo espiritual
“Yo soy la
vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva
fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve
más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.” Juan
15:1-3
Todo campo
necesita mantenimiento, pues la cerca que lo rodea se puede caer y los ladrones
intentarán saquear los frutos; nosotros estamos llamados a tomar acción y
mantenernos pegados a nuestro sembrador (Jesús) para que sea Él, quien por
medio de Su Espíritu, labre y mantenga seguro nuestro campo espiritual (Juan
15:5).
Si no
consideramos importante el cuidar y prestar atención a nuestro campo
espiritual, fijémonos en esta historia de la vida real: Un hombre tenía un
campo, en él sembró diversas clases de semillas que después dieron su fruto;
pero pasado un tiempo se dio cuenta que a su campo le faltaban frutos, al
inicio lo pasó por alto, pero cuando la pérdida del fruto se hizo más evidente
le pareció extraño y concluyó que lo mejor que podía hacer era poner cámaras
para saber la causa de la pérdida de su cosecha. En esos videos encontró a una
pequeña marmota que paseando por su campo decidió comerse varios frutos, se
veía muy inofensiva y tierna, y aunque al inicio llegaba sola, luego decidió
traer más compañía. Quizás pensarás: “Yo dejaría que siguieran comiendo lo que
quisieran”, el problema es que esto mismo también solemos razonar con nuestra
vida espiritual. Hay cosas que llegan y se ven «tan inofensivas» que ¡para qué
sacarlas de nuestras vidas!, pero ignoramos que solo quieren entrar en nuestro
campo para robarse el fruto que tenemos, por eso la biblia nos revela el
cuidado que debemos tener con nuestro campo, pues no hay marmotas sino pequeñas
zorras, que aunque parecen “tiernas e inofensivas” solo quieren dañar y robar
lo que hay en nuestro campo (Cantares 2:15). Esas pequeñas zorras pueden ser:
Un chat inadecuado, “mentiras piadosas”, pequeños vistazos a películas,
revistas o páginas pornográficas, etc.
Hermanos,
este es un llamado para cuidar nuestro campo espiritual y mantenernos aferrados
a nuestro Labrador (Jesús), pues hay pequeños ladrones que quieren robar la
semilla y el fruto que Él depositó en nuestro corazón. Oración.
«Señor, no
quiero descuidar mi campo espiritual, tú lo has limpiado y quiero mantenerlo
así, pero ¿cómo podría conservarlo así si no me acerco a ti? Ayúdame Espíritu
Santo a no apartarme de ti, pues separado de ti oh Dios, nada podría yo hacer,
amén.
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