Mente mía
recuerda
“porque las
armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la
destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta
contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la
obediencia a Cristo,” 2 Corintios 10:4-5
En
devocionales anteriores hemos venido hablando sobre la desesperación (falta de
esperanza) y cómo ella produce en el ser humano diversos efectos, entre ellos
la ansiedad. La ansiedad es considerada actualmente como una emoción que
consiste en un miedo excesivo al futuro, y los especialistas nos informan que
ésta se genera en la mente, por eso la OMS (Organización Mundial de la Salud)
ha considerado la ansiedad como un trastorno mental. Claramente todo esto que
se siente en nuestras emociones, pero se genera en nuestra mente, termina
afectando nuestra voluntad, y por ende, el comportamiento de cada individuo, es
decir que perjudica toda nuestra ALMA, y al verse afectada el alma, nuestro
cuerpo lo somatiza de alguna manera (como lo vimos días atrás).
Pero
entonces ¿cuál es la solución a esta problemática? Para el corazón que está con
desesperanza, desesperanza que produce ansiedad, nos dicen las Escrituras que
esto se vence con LA ESPERANZA, pero ¿Qué significa esto? “La esperanza es la
expectativa que se tiene de recibir lo que se nos ha prometido, pero está
puesta en alguien confiable, quien nunca cambia, Jesús.”. La palabra de Dios
nos dice que nuestra esperanza, Jesucristo, no avergüenza (Romanos 5:5a), pues
Él “es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.” (Hebreos 13:8) y nos recuerda
además que “todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén,” (2
Corintios 1:20) pues “Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre
para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?”
(Números 23:19). A través de este devocional lo que el Señor quiere que nuestra
mente recuerde, al meditar en las Escrituras, es la importancia de echar toda
ansiedad sobre Él y de despojarnos de todo ese peso que nos produce el vivir en
desesperanza y ansiedad, derribando todo argumento que se levanta en contra de
la verdad que Dios nos enseña (2 Corintios 10:4-5). Oración.
«Gracias
Padre por tu palabra, porque cuando medito en ella, encuentro verdades
reveladoras y hallo descanso para mi alma, amén.
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