Se cumplirá
nuestro destino profético
“Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre voso
tros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. Hechos 1:8
“Y habiendo
dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le
ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre
tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con
vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué
estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al
cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”. Hechos 1:9-11
Estas fueron
las últimas palabras de Jesús antes de ser levantado en una nube mientras sus
discípulos observaban que desaparecía de su vista. Los que lo habían negado,
los que habían huido porque no quisieron seguirlo por el Gólgota, porque les
dio miedo, porque temían la cruz, estaban ahí frente a Jesús resucitado, Él, no
solo estaba mostrándoles el poderío de la resurrección, les estaba llevando una
nueva noticia: que sobre ellos descendería el Espíritu Santo y serían testigos
para hablar con denuedo y con autoridad, para orar por los enfermos, para
declarar libertad a los oprimidos por el diablo. Esa buena nueva también era
para nosotros, porque desde el momento en que fue derramado el Espíritu Santo
en el Pentecostés, todos los creyentes recibiríamos el poder de Dios para
derrotar las tinieblas, el pecado y al mundo, para ser sus testigos y hablar a
las personas acerca de Jesús en todas partes.
Dice la
palabra que mientras les decía eso, ascendía al cielo y los ángeles anunciaban
que, así como se había ido vendría nuevamente por segunda vez en una nube a
esta tierra. Él va a volver por su iglesia, la iglesia, que sigue sus pasos sin
importar las dificultades y las circunstancias, la que sigue sus pasos en medio
de los milagros, pero también en medio del sufrimiento del Gólgota. Gracias a
que esos discípulos decidieron seguir los pasos de Jesús, hoy usted y yo
podemos conocer esta Palabra, esa Palabra que no se quedó muerta hace dos mil
años, sino que es viva hoy y es efectiva.
Podemos
tener esperanza, podemos mantenernos firmes hasta su segunda venida porque se
va a cumplir 1 tesalonicenses 4: 16-17 que dice: “Porque el Señor mismo con voz
de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y
los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los
que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para
recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”.
Vamos a ver
cumplido nuestro destino profético que es disfrutar del cielo y de la vida
eterna. Oración.
«Gracias
amado Jesús, porque con tu resurrección me has dado la victoria, lléname de tu
Santo Espíritu porque quiero afirmarme en tu camino, porque quiero ser tu
testigo y proclamar tu Nombre hasta que vuelvas, gracias porque tu Palabra es
fiel y verdadera y cumplirás tu promesa de regresar por mí. En el nombre de
Jesús, amén.
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