Carta de
amor
“Porque de
tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Porque no envió Dios
a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por
él.” Juan 3:16-17
¿Cuántos de
nosotros en nuestra juventud recibimos cartas de amor? En ellas nos expresaron
las más bellas palabras de amor, la gran admiración que sentían por nosotros,
incluso quedaron plasmadas un par de promesas. Cada vez que las leíamos
suspirábamos pues no podíamos creer todo lo que estaba escrito.
Hoy escuché
una canción titulada de esta manera: “Carta de amor”, en ella el artista habla,
no sobre un amor de juventud, sino que narra una declaración de amor que
nuestro Amado Jesús ha hecho a la humanidad, aquella carta no está escrita en
un papel, ni con tinta que pudiera borrarse, sino en una cruz y con su preciosa
sangre, en esa cruz se expresan más que palabras o promesas pues lo que en ella
se revela es el amor puro, bueno y fiel que nuestro Amado tiene por nosotros.
Su amor es tan grande que puedes ver: sus manos extendidas en una cruz, sus
heridas en el costado y en todo su cuerpo, una corona de espinas sobre su
cabeza y por último, lo puedes ver morir sobre el madero a cambio tuyo y mío,
pues su propósito no era que nosotros muriéramos sino que cuando Él tomara
nuestro lugar y pagara nuestra deuda, creyéramos y aceptáramos su sacrificio
para que entonces pudiéramos disfrutar de una vida eterna en Su presencia. ¡Esa
sí que es una carta de amor!
Claramente
ese amor no lo merecemos (1 Juan 4:10) y esto es lo que nos hace sentir aún más
agradecidos con Dios, pues cuando conocimos su amor transformó por completo
nuestras vidas, nos dio verdadero propósito, pero sobre todo ha puesto un
anhelo en nuestro corazón de querer compartir con otros ésta misma carta de
amor que el mismo Jesús nos entregó.
Oración.
«Padre qué
carta de amor tan bella la que nos has dado, son más que palabras, son los
actos de tu Hijo Jesús, su sacrificio, la cruz, su amor, el que recordamos y
nos hace suspirar pues cuán grande fue el precio que tuvo que pagar para
escribir esta carta de amor que perdurará por la eternidad, amén.
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