Alma mía no
calles Él resucitó
“Y si Cristo
no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe.”
1 Corintios 15:14
El día de
ayer hablamos sobre la importancia de despojarnos de toda desesperanza y
ansiedad, echándola sobre el Señor, para poder experimentar en nuestras vidas
esa paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, que es la única que puede
darnos descanso a nuestra alma. Para poder vivenciarla necesitamos de la fe, y
hoy queremos resaltar esto, pues la palabra de Dios dice que sin fe es
imposible agradarle (Hebreos 11:6); a la fe que hacemos mención es a esa fe
verdadera, que está cimentada en una persona, Jesucristo, pero también en su
resurrección, pues como dice 1 Corintios 15:14 “Y si Cristo no resucitó, vana
es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe.”, nosotros somos
aquellos que hemos creído en esta verdad: que Jesús no solo murió, sino que
también se levantó de los muertos al tercer día como lo confirman las
Escrituras y nos lo revela el Espíritu Santo de la promesa (Lucas 24:1-7).
Cuando
aprendemos a tener esa fe correcta que es: “la certeza y la convicción en que
Jesús, el autor y consumador de la fe, cumplirá lo que ha prometido en Su
palabra.” se nos revelan grandes verdades que nos permiten descansar en el
Señor: sus atributos, Su poder, Su bondad, Su fidelidad, Su amor, entonces
nuestra alma se goza, nuestros labios declaran su palabra, nos llenamos de
alegría, vuelve nuestro semblante, nuestro corazón se alienta, vuelve el ánimo
de comer, y mejoran nuestras relaciones interpersonales, como vimos en
devocionales anteriores que le sucedió a Ana (ver reflexión titulada: “El pozo
de la desesperación”), quien pasó de vivir en desesperanza a poner nuevamente
su esperanza en quien debería de estar puesta, el Señor (1 Samuel 2:1-11).
Hermanos,
quizás te has sentido identificado hasta este momento con toda la problemática
de lo que significa vivir en desesperanza y ansiedad, pero el día de hoy te
quiero invitar a que te des la oportunidad de aprender a vivir en lo que Dios
quiere para tu vida, una vida llena de esperanza. Oración.
«Padre, ya
no quiero vivir más en ansiedad y desesperanza, quiero experimentar día tras
día lo que es estar aferrado a ti, quien eres mi esperanza fiel y verdadera,
amén.
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