Viviendo en integridad
«y yo he
andado delante de vosotros desde mi juventud hasta este día. Aquí estoy;
atestiguad contra mí delante de Jehová y delante de su ungido, si he tomado el
buey de alguno, si he tomado el asno de alguno, si he calumniado a alguien, si
he agraviado a alguno, o si de alguien he tomado cohecho para cegar mis ojos
con él; y os lo restituiré. Entonces dijeron: Nunca nos has calumniado ni
agraviado, ni has tomado algo de mano de ningún hombre. Y él les dijo: Jehová
es testigo contra vosotros, y su ungido también es testigo en este día, que no
habéis hallado cosa alguna en mi mano. Y ellos respondieron: Así es.” 1 Samuel 12:2b-5
“para que
seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una
generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares
en el mundo;” Filipenses 2:15
Si
tuviéramos que hablar de un referente de integridad, sin duda alguna, ese sería
nuestro Señor Jesús, pues ¿cómo no exaltar su conducta intachable hasta el
final? Sin embargo, la biblia nos muestra que aparte de nuestro Señor
existieron y siguen existiendo hasta el día de hoy diversos ejemplos de
personas que también experimentaron, gracias a la fe, lo que es el vivir en
integridad. Samuel, por ejemplo, es uno de ellos, por eso le vemos confrontando
al pueblo (antes de que su legado finalizara) para que sean ellos quienes
dictaminen si alguna vez él ha hecho algo incorrecto o estuviera involucrado en
algo que perjudicara a alguien. Pensaremos que este tipo de comportamiento se
dio como resultado de su propio esfuerzo, pero es claro que no, más bien podemos
asegurar que el resultado de su conducta e integridad fue a causa de su
relación íntima con Dios, porque si hay alguien, que además del Señor Jesús se
dedicó a tener intimidad con Dios, fue Samuel. Lo vimos, en devocionales
anteriores, cómo desde su juventud se consagró al Señor, y en su madurez,
observamos el resultado de su dedicación al pasar tiempo de comunión con Dios.
Muchos de nosotros hoy en día esperamos que la madurez espiritual llegue como
resultado divino, sin necesidad de dedicación: a la oración, lectura de la
palabra, congregación, testimonio y obediencia, pues queremos resultados, pero
sin trabajo. El ejemplo de Samuel, en cambio, nos demuestra y exhorta a
imitarle, en su búsqueda incansable por pasar tiempos de intimidad con el
Señor, y de añadir a esto obediencia.
Debo
confesar que cuando leí este pasaje de Samuel y su confrontamiento al pueblo de
Israel recordé a alguien peculiar, mi pastor, pues en diversas ocasiones me ha
preguntado si alguna vez he visto un comportamiento inadecuado en él, y puedo
decir (como aquellos Israelitas) que lo que he visto en este hombre es
integridad, y al verlo, me motiva a querer imitarlo pues él imita a Jesús (1
Corintios 11:1), porque si hay algo que deseo es vivir siempre en integridad,
siendo irreprensible, como quien no tiene de qué avergonzarse, usando bien la
palabra de verdad y siendo diligente, aplicando oportunamente la palabra de
Dios (2 Timoteo 2:15), sabiendo que esto lo puedo experimentar, no en mis
fuerzas, sino con la ayuda y el poder del Espíritu Santo (Filipenses 2:13). Oración.
«Señor, sé
que me has apartado para ti, para que viva en integridad y practique a diario
lo que me has enseñado en intimidad. En mis fuerzas no lo puedo hacer, pero he
conocido que has puesto a tu Espíritu Santo en mí, para que sea Él quien me
ayude en mi debilidad y me lleve a experimentar lo que en fe me has dado ya.
Gracias Señor Jesús porque si hoy puedo vivir en integridad es por tu gracia
derramada en mí. Amén. Difundiendo el
mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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