Meditando en
tu palabra
“Nunca se
apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás
en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito;
porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te
mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu
Dios estará contigo en dondequiera que vayas.” Josué 1:8-9
Al abrir la
aplicación de la biblia me encontré este pasaje de Josué y me remontó a la sala
de una sabia mujer, quien, sin yo saberlo, se convirtió no solo en mi maestra
sino también en mi amiga. Si soy honesta, en aquella época en la que me
enseñaba este versículo no le entendía nada, no porque no supiera explicar,
sino porque yo estaba más interesada en seguir haciendo lo que mi ego
determinara. Hoy, años después, vengo a ver los resultados de aquellas
enseñanzas, que no fueron dadas a mí una vez por semana, sino en todo momento,
pues ella sí que era experta en buscar los momentos adecuados para instruirme,
aunque yo le dijera que estaba ocupada; como bien ella lo decía: “si me cierran
una puerta, yo me les entro por la ventana”. No se pueden imaginar lo
agradecida que estoy con Dios por aquella mujer, porque hoy el resultado de mi
crecimiento, matrimonio y otras áreas en general son el fruto de su arduo
esfuerzo y trabajo, que sé bien no fue hecho en sus fuerzas sino en el amor de
Dios. Hoy eso mismo que ella me transmitió tengo el privilegio y honor de enseñárselo
a otros, y lo hago con el mismo entendimiento que aquella mujer tenía cuando lo
hizo conmigo, pues ahora comprendo cuán importante es guardar la palabra de
Dios y obedecerla; gracias a esto he podido experimentar lo que es el que me
vaya bien y mi camino sea prosperado, no ha sido fácil, se requiere de esfuerzo
y valentía, pero no de aquél que se enfoca en mi capacidad o talento, sino en
aquel que viene como resultado de identificarme con Cristo y permitir que sea
Él quien viva a través de mi vida.
Quizá, al
igual que yo, tuviste o tienes un maestro que te ha enseñado lo valioso de la
Escritura, y aunque estas enseñanzas quedarán por siempre guardadas en nuestro
corazón, es importante añadirle obediencia, pues solo así podremos experimentar
en carne propia la bendición de lo que el meditar y guardar su palabra implican
en nuestro caminar. Oración.
«Padre cuán
agradecida estoy por haber conocido tu palabra, y es que ella es el manual de
vida que dirige mis pasos por sendas de rectitud. ¿Qué sería de mi vida si tú
no me hubieras enseñado la importancia de las Escrituras? Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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