Como dolor
en los huesos
“Como quien
hiere mis huesos, mis enemigos me afrentan, Diciéndome cada día: ¿Dónde está tu
Dios? ¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te turbas dentro de mí? Espera
en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.” Salmos 42:10-11
Cuando
escucho al Salmista decir que las afrentas de sus enemigos son como un duro
golpe a sus huesos sí que lo entiendo, pues justamente el día de hoy me
encuentro con una virosis que me causa dolor en todo el cuerpo, en especial en
mis huesos. Seguramente tú también habrás experimentado esto en algún momento,
y sabrás que por más que intentas acomodarte no hallas descanso, ni reposo para
tu cuerpo. Cuando mi esposo me vió en ésta condición pronunció las palabras más
alentadoras que alguien puede escuchar: “oremos”, inmediatamente puso sus manos
sobre mi y comenzó a proclamar las verdades manifestadas en la palabra de Dios:
“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y
nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido
fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra
paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.” (Isaías 53:4-5), el
escuchar esta palabra fue reconfortante para mí, pues solo en ese instante dejé
de poner mis ojos en el dolor, para ponerlos en Jesús, y esto mismo hizo
Daniel, quien claramente no tenía alguien a su lado que le dijera: “oremos”
pero reflexionando en su interior, empieza a concluir que no hay por qué
abatirse ni sumergirse en el dolor pues su salvación y su ayuda provienen del
Señor.
Hermanos,
cuán importante es en todo momento mantener nuestros ojos puestos en el Señor,
pues “Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene
ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen;
pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las
águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.” Isaías
40:29-31, si hoy estás experimentando alguna situación difícil que hace que se
pierdan tus fuerzas y sientas como dolor en los huesos, recuerda y mantén
puesta tu esperanza en el Señor, pues “Hubiera yo desmayado, si no creyese que
veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes.” (Salmos 27:13). Oración.
«Padre, qué
bendición es saber que en todo momento puedo recurrir a tus brazos de amor,
pues en ellos encuentro consuelo, sanidad, aliento, ánimo y vigor aún para mis
huesos. Permíteme recordar ante cualquier circunstancia que puedo hallar
refugio en ti. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
No hay comentarios:
Publicar un comentario