En memoria de mí. Parte 2
“Esta
enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de
Dios sea glorificado por ella.” Juan 11:4b
A través de
tres ejemplos bíblicos, los cuales iremos desarrollando en el transcurso de la
semana, miraremos lo que personajes bíblicos atesoraron en su memoria
dependiendo de las circunstancias a las que se vieron enfrentados.
El primer
ejemplo que traeremos a colación es el de Marta y María (Juan 11:1-44), ellas
tenían un hermano, Lázaro, quien estaba enfermo y a causa de esto
posteriormente falleció ¡Qué situación tan difícil la que tuvieron que
enfrentar!, pues qué dolor se experimenta al perder un familiar. Pero más allá
del dolor, pensemos en las dudas que se generaron en ambas cuando la situación
“aparentemente” no ocurría como Jesús lo había dictaminado, pues recordemos que
anteriormente habían mandado a llamar a Jesús para pedir su ayuda, sin embargo,
el Señor no corrió enseguida donde ellas, sino que decidió quedarse 4 días más
en el lugar en donde se encontraba (Jerusalén). Muchos piensan que Jesús no
acudió rápidamente porque estaba muy lejos, pero la biblia nos relata que Él se
encontraba a tan solo 15 estadios de Betania, es decir, a 3,02 Km (48 minutos
caminando). Lo interesante de este relato es que Jesús, aunque no sale al
instante, decide enviar, mientras tanto, un mensaje contundente: “Esta
enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de
Dios sea glorificado por ella.” Por esta razón decimos que en ellas se pudieron
generar dudas, pues Jesús ha manifestado que la enfermedad de Lázaro no es para
muerte, pero sus ojos están comprobando que su hermano ha fallecido, entonces
¿qué ha pasado? ¿Alcanzamos a imaginar los recuerdos que quedaron impregnados
en la memoria de estas mujeres en el lapso de este tiempo? Seguramente no
fueron los mejores.
Al igual que
Marta y María, puedes estar en ese lapso de tiempo en el que tu realidad
pareciera no reflejar lo que Jesús ha prometido, pero ten presente y recuerda
las palabras del Señor: “¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de
Dios?” (Juan 11:40); sea cual sea hoy tu situación espera a Jehová, esfuérzate
y alienta tu corazón, no desmayes y cree que verás la bondad de Dios en la
tierra de los vivientes (Salmos 27:13-14).
Oración.
«Señor tu
palabra dice que tú no eres hombre para que mientas ni hijo de hombre para que
te arrepientas, que lo que has dicho lo cumplirás y ejecutarás a cabalidad; sé
que tu palabra es verdad, pero debo confesar que en ocasiones he dudado y mi fe
ha faltado. Perdóname porque no quiero poner en duda tu carácter, pues te he
conocido por medio de las Escrituras y sé que puedo confiar y descansar
plenamente en ti y en tus promesas. Amen.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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