Descansando
en el foso
“Entonces el
rey mandó, y trajeron a Daniel, y le echaron en el foso de los leones. Y el rey
dijo a Daniel: El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre. Y
fue traída una piedra y puesta sobre la puerta del foso, la cual selló el rey
con su anillo y con el anillo de sus príncipes, para que el acuerdo acerca de
Daniel no se alterase. Luego el rey se fue a su palacio, y se acostó ayuno; ni
instrumentos de música fueron traídos delante de él, y se le fue el sueño.” Daniel
6:16-18
Seguramente
ninguno de nosotros ha estado en foso de leones, pero podemos decir que algunas
circunstancias difíciles parecieran uno de ellos; la diferencia es que nosotros
quizás no hemos actuado con esa confianza de Daniel, descansando en el Señor
aunque estemos rodeados de leones, pues ¿cuántos de nosotros, en esa situación,
estaríamos despiertos y atentos toda la noche pero para ver cómo defendernos?,
imagina aún los pensamientos que llegarían a nuestra mente: “¿En qué momento se
me irá a lanzar ese animal encima y me dará una gran mordida?”, plantearíamos
diversos escenarios de las mil maneras en las que podríamos llegar a morir.
Seguramente este tipo de pensamientos estuvieron en el rey Darío, quien no
estaba en el foso sino en su palacio, pero no podía dormir pensando en todas
las cosas que estaría experimentando su siervo Daniel. ¿Te ha pasado esto
mismo, el no poder descansar en medio de una situación porque no tienes puesta
tu esperanza en el Señor sino en tu capacidad o fuerza? Como vemos Daniel no tenía
puesta su confianza en la capacidad de domar leones, pues ¿qué sabía él de
ellos? ¡Nada!, sin embargo, si sabía quién era Dios, por medio de su intimidad
con Él, y conocía que Dios es Todopoderoso para cerrar boca de leones, o
incluso, poderoso para domarlos, pues toda la creación se sujeta al Señor (hebreos
11:33),
Daniel y
todo creyente que tenga puesta su confianza en el Señor podrá experimentar lo
que dice el Salmista: “El rey no se salva por la multitud del ejército, Ni
escapa el valiente por la mucha fuerza. Vano para salvarse es el caballo; La
grandeza de su fuerza a nadie podrá librar. He aquí el ojo de Jehová sobre los
que le temen, Sobre los que esperan en su misericordia, Para librar sus almas
de la muerte, Y para darles vida en tiempo de hambre. Nuestra alma espera a
Jehová; Nuestra ayuda y nuestro escudo es él. Por tanto, en él se alegrará
nuestro corazón, Porque en su santo nombre hemos confiado.” Salmos 33:16-21,
por eso cada vez que sientas que estás en el foso de los leones, recuerda que
tu esperanza debe estar puesta en el Señor.
Oración.
«Padre, me
he sentido rodeada, como Daniel en aquel foso por los leones, rodeada por la
ansiedad, el temor y el desánimo, pero quiero aprender a descansar en ti, pues
entiendo que solo de ti proviene esa paz que mi alma está necesitando. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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