Vuelvo a ti
“El
principio de la palabra de Jehová por medio de Oseas. Dijo Jehová a Oseas: Ve,
tómate una mujer fornicaria, e hijos de fornicación; porque la tierra fornica
apartándose de Jehová”. Oseas 1:2
“Y te
desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio,
benignidad y misericordia. Y te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás a
Jehová”. Oseas 2:19-20
“A los
cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino
también de los gentiles. Como también en Oseas dice: Llamaré pueblo mío al que
no era mi pueblo, y a la no amada, amada. Y en el lugar donde se les dijo:
Vosotros no sois pueblo mío, allí serán llamados hijos del Dios viviente”.
Romanos 9:24-26
Oseas, es el
profeta al que se le ordenó casarse con una prostituta común y tener hijos con
ella. Él y su familia se convirtieron en un sermón vivo delante del pueblo de
Israel. Gomer su esposa le fue infiel a Oseas y por medio de ese dolor el
profeta aprendió del dolor que el Señor sintió por su pueblo infiel, que lo
abandonó para seguir a dioses ajenos.
Ese
matrimonio sería un escándalo y muchos quizás no entendían el significado de
todo eso. Oseas no refuta la orden que recibió, él sólo proclama un mensaje de
juicio por los pecados de Israel, que se había prostituido al adorar a otros
dioses y dejado al Dios verdadero. La adoración a Baal había traído mucha
violencia y sangre sobre la tierra de Israel, porque sacrificaban sus hijos
para rendirle culto.
Los eventos
históricos de la vida de Oseas se subordinan al propósito de presentar un
modelo para la relación existente entre Dios y su pueblo. No debemos utilizar
este pasaje para escribir sobre la vida de Oseas o su matrimonio, sino que
tenemos que mirar la predicación de Oseas en palabras y acciones, como una
exhortación para volver a Dios. Los nombres de sus hijos no describen el estado
de su matrimonio, sino el estado del pacto entre Dios e Israel.
El primer
hijo se llamó Jezreel, Oseas 1:4, que significa: “Dios siembra”, haciendo
alusión a que el Señor sembraría destrucción sobre su pueblo por su
infidelidad; el nombre de la segunda hija fue Lo-ruhama, que significa: “no
recibe el amor del padre”, porque el Señor dice: “no me compadeceré más de la
casa de Israel, sino que los quitaré del todo”, Oseas 1:6
El mensaje
de Oseas, no era de esperanza, Israel como hijo no se había comportado como
tal, se rebeló contra su Padre; El Señor había sido paciente esperando el
arrepentimiento y la reconciliación con su pueblo, pero este no respondió a su
invitación por lo cual, la nación entera estaba condenada a ser cautiva por la
nación de Asiria.
El
nacimiento del tercer hijo de Oseas fue la ocasión de proclamar la palabra más
dura para su pueblo, se llamó Loammí, que significa. “no pueblo mío”, con el
que declara: “porque vosotros no sois mi pueblo, ni yo seré vuestro Dios”.
Oseas 1:9, Israel tendría un desastroso futuro sin el cuidado de Dios, por
haber roto el pacto con Él.
Pero el amor
incondicional de Dios va más allá que la proclamación de juicio, Oseas empieza
a dar esperanza, cuando entiende que Dios iniciará el cumplimiento de sus
promesas a los patriarcas después del juicio, Génesis 32:12.
¿Cómo
podemos aplicar esto a nuestra vida? Realmente el mundo está separado de Dios y
se ha prostituido con muchos dioses; y aunque se ha proclamado un juicio futuro
sobre las naciones de la tierra, el amor de Dios se ha manifestado a este mundo
enviando a su Unigénito Hijo, para dar esperanza a todo aquel que en Él cree,
con esto está invitando a todas las personas a reconciliarse con Él en
arrepentimiento.
Como Padre,
Dios tiene la capacidad soberana para transformar completamente la identidad de
sus hijos. En esta visión del futuro escatológico de Oseas, Jezreel será un
nombre de bendición, Lo-ruhama cambiará a ser Rujama que quiere decir “recibe
el amor del padre”, y Loammí será Ammí que significa “pueblo mío”; Dios no solo
cumplirá todas las promesas para su pueblo Israel, atrayéndolo nuevamente a su
regazo, sino que para nosotros su iglesia por la fe en Jesucristo, ya se
cumplió la promesa de ser hijos del Dios viviente, Romanos 9:24-26.
Ahora
tenemos que ser parábolas vivas de fidelidad a Dios, mostrando el amor
inquebrantable de Dios a otros a través de nuestras vidas y atrayéndolos hacia
Él Oración.
«Señor,
anhelas una relación amorosa conmigo, como la relación entre los esposos,
ansías que te conozca y viva en fidelidad contigo, gracias porque por la muerte
y resurrección de tu Hijo Jesucristo, esto fue posible, ahora puedo volver a ti
y caminar contigo en una relación de amor, gracias por darme tu fiel amor, por
llamarme hijo y porque puedo llamarte Padre. En el nombre de Jesús, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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