¿Quién te
habló de Cristo?
“Porque todo
aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a
aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído?
¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren
enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la
paz, de los que anuncian buenas nuevas!” Romanos 10:13-15
Para
responder a la pregunta del título del devocional, debo ir a la época del
colegio cuando tenía 12 años, estaba pasando un momento difícil y había perdido
la esperanza de vivir, fue en un abrir y cerrar de ojos que mi enfoque de la
existencia cambió; en su misericordia Dios colocó a una compañerita de mi edad,
para compartirme el evangelio de la gracia de Dios; recuerdo exactamente que el
versículo que más impactó mi vida en ese momento fue Juan 10:10 “El ladrón no
viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y
para que la tengan en abundancia”, yo quería esa vida en abundancia que me
estaba ofreciendo Jesús y por eso sin dudarlo lo invité a entrar a mi corazón.
Ese fue el comienzo de una vida con propósito, hasta convertirme en lo que
ahora soy, una sierva del Señor. Qué afortunada fui y qué agradecida estoy con
aquella persona que Dios usó para predicarme el evangelio de Cristo.
Pensemos un
poco en las personas que nos rodean, las situaciones por las que quizás están
pasando, muchos están desesperados y han perdido la esperanza, ¿será que hemos
sido sensibles a su necesidad?, ¿cuántas de ellas han escuchado el mensaje por
nuestra boca, ese mensaje que transformó nuestra vida y cambió nuestro destino
eterno?
Hemos sido
salvos por la gracia de Dios, pero no debemos ser egoístas con aquellos que
necesitan salvación, se nos ha dado un mensaje para compartir y aquí, el
apóstol Pablo es contundente con esta exhortación: “¿Cómo, pues, invocarán a
aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído?
¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren
enviados?”.
Entendamos
que para que alguien invoque el nombre de Cristo debe creer en Él, pero para
que crea, necesita escuchar el mensaje de salvación y de una persona que se lo
anuncie. La respuesta a la pregunta de Pablo es que Dios nos ha encomendado esa
tarea a todos los que somos creyentes, nos dice en Marcos 16:15 “Y les dijo: Id
por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”.
Somos
mensajeros del evangelio y podemos al predicarlo, estar definiendo el destino
eterno de la gente que está cerca de nosotros, ese mensaje está en su Palabra y
nosotros hemos creído en lo que el Señor dice en ella, además nos ha dado su
Santo Espíritu que es el que convence a cada individuo que le hablamos, de
pecado, justicia y juicio, como lo hizo conmigo de niña, por eso, no debemos
callar, permitamos que muchos se beneficien del poder salvador y transformador
del evangelio.
Pablo
declara en Romanos 1:14 “A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy
deudor”, haciendo alusión a su sentido de obligación ¿Por qué? Porque el hombre
está muerto y necesita vida, el hombre va por un camino de perdición y necesita
liberación, porque el hombre vive sin esperanza y necesita volver a Dios, Jesús
es la única solución para el hombre pecador que está perdido y necesita ser
encontrado, Lucas 19:10 “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo
que se había perdido”.
Hermanos, la
respuesta a las preguntas que el Señor nos hace a través del apóstol Pablo en
este pasaje, es que “alguien” necesita ser enviado a predicar de modo que otros
puedan oír y creer, ¿no crees que ese “alguien” somos nosotros? Oración.
«Padre
amado, aquí estoy dándote gracias y adorándote porque un día una persona me
habló de tu amor expresado a través de la vida de tu Hijo Jesús, quien vino a
morir para salvarme y darme una vida nueva, gracias por esa persona que
utilizaste para que me compartiera el evangelio; donde quiera que esté
bendícela y ayúdame a seguir su ejemplo, pues anhelo que aquellos que me rodean
crean en ti e invoquen tu nombre. En el nombre de Jesús, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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