Jesús
nuestra fuente de salvación
Su cimiento
está en el monte santo. Ama Jehová las puertas de Sion más que todas las
moradas de Jacob. Cosas gloriosas se han dicho de ti, ciudad de Dios. Selah Yo
me acordaré de Rahab y de Babilonia entre los que me conocen; He aquí Filistea
y Tiro, con Etiopía; este nació allá. Y de Sion se dirá: Este y aquél han
nacido en ella, y el Altísimo mismo la establecerá. Jehová contará al inscribir
a los pueblos: este nació allí. Selah. Y cantores y tañedores en ella dirán:
todas mis fuentes están en ti. Salmo 87:1-7
Este hermoso
cantico era sin duda cantado por los peregrinos que llegaban a la ciudad de
Jerusalén de varios lugares. Pero también es un canto profético, porque tiene
una proyección escatológica y mesiánica, señalando el día cuando el Señor
Jesucristo será aceptado como el Rey de todas las naciones, como dice Isaías
2:2-3 “Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte
de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los
collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y
dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos
enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la
ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová”.
Jerusalén no
sólo es la ciudad de Dios, pues Él la fundamentó como ciudad santa, sino que la
escogió por la misma razón que escogió a Abraham y a Israel: por amor:
Deuteronomio 7:6-8: “Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu
Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos
que están sobre la tierra. No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha
querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de
todos los pueblos; sino por cuanto Jehová os amó, y quiso guardar el juramento
que juró a vuestros padres, os ha sacado Jehová con mano poderosa, y os ha
rescatado de servidumbre, de la mano de Faraón rey de Egipto”.
Por eso este
pasaje habla del futuro glorioso de Jerusalén (Sion), como el centro espiritual
anhelado por todos los pueblos, es el “deseo de todas las naciones”. Por eso
dice en Isaías 2:3 “Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de
Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas”.
Todos los
creyentes seremos en un futuro ciudadanos de la ciudad de Dios, porque seremos
la nueva Jerusalén. Apocalipsis 21:2-3 dice: “Y yo Juan vi la santa ciudad, la
nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa
ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el
tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su
pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios”.
También se
expresa de Jerusalén: “Y cantores y tañedores en ella dirán: todas mis fuentes
están en ti”, Salmos 87:7, esa imagen de agua desbordante es una imagen de la
vida abundante, que en el Antiguo Testamento se usaba para representar la
presencia de Dios.
Durante la
Fiesta de los Tabernáculos, tenía lugar una alegre celebración en la que los
sacerdotes traían agua simbolizando la que había brotado de la roca en Éxodo
17, y durante la procesión la gente recitaba Isaías 12:3 “Sacaréis con gozo
aguas de las fuentes de la salvación”, el agua era derramada en el templo sobre
el altar como una ofrenda a Dios. Jesús fue el cumplimiento de todo aquello que
esta ceremonia tipificaba, Él es la fuente de nuestra salvación, 1 Corintios 10
:4 “y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca
espiritual que los seguía, y la roca era Cristo”. Oremos por Jerusalén y demos
toda gloria a Jesús, por ser la única fuente que puede saciar la sed espiritual
de esta sedienta humanidad. Oración.
«Señor
Jesucristo tú eres la fuente de mi salvación, eres el único que puede saciar mi
sed espiritual, gracias por llenarme con la presencia de tu Santo Espíritu y
darme vida abundante, gracias porque tu amada Jerusalén será el centro
espiritual donde todas las naciones vendrán a adorarte y a reconocerte como el
Rey de toda la tierra y estarás con nosotros para siempre. En el nombre de
Jesús, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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