El evangelio, el más sublime mensaje
“Secase la
hierba, marchitase la flor; más la palabra del Dios nuestro permanece para
siempre. Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion; levanta fuertemente
tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; di a las ciudades de
Judá: ¡Ved aquí al Dios vuestro! He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder,
y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante
de su rostro. Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los
corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién
paridas”. Isaías 40:9-11
En esta
porción de Isaías 40, el profeta pregona un mensaje de consolación para la
humanidad, por eso con gran vehemencia hace un llamado a la evangelización
mundial, el profeta proclama un recordatorio eterno de que la Palabra de Dios
permanece para siempre, y nos exhorta a que la divulguemos sin temor: “Súbete
sobre un monte alto, anunciadora de Sion; levanta fuertemente tu voz,
anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡Ved
aquí al Dios vuestro!”
Por eso
levantemos fuertemente la voz, para acallar tantas voces que se oyen de
desánimo, de inconformidad, de confusión, con ideologías y pensamientos que
están llevando al mundo al desamor, al desconsuelo, a la injusticia, a la
violencia, a la depravación y a apartarse de su amoroso Creador. El único
mensaje vivificante y que puede traer esperanza es el de Jesucristo.
El mundo
necesita un fundamento sólido para edificar la vida, y urgentemente la
salvación de Dios que lo puede redimir; solo la iglesia, el pueblo de Dios,
tiene la Palabra y el privilegio de proclamar las buenas nuevas de Jesucristo.
Desechemos todo temor porque Dios se manifestará a sí mismo, como dice quién
proclama: ¡Ved aquí al Dios vuestro!
El gran amor
de Dios por nosotros, se manifiesta en esta palabra; como un Pastor que cuida
su rebaño, recoge los corderos en sus brazos, los lleva junto a su pecho, y
guía con cuidado a la recién paridas, Isaías 40:11. Nuestro magnifico y
poderoso Dios, es también un Dios tierno y delicado, es el Dios que nos ama
personalmente y nos lleva cerca de su corazón, es el Dios que permanece junto a
todos los que hemos creído en su mensaje de salvación; alimentar, apacentar y
pastorear, es la gran responsabilidad de nuestro Mesías, Miqueas 5:4 dice: “Y
él estará, y apacentará con poder de Jehová, con grandeza del nombre de Jehová
su Dios; y morarán seguros, porque ahora será engrandecido hasta los fines de
la tierra”.
La tarea de
la predicación no solo hace énfasis en la consolación, Isaías 40:1, sino que
debe mostrar el acto de redención y liberación más grande que ha habido sobre
esta tierra, el sacrificio de Jesucristo en la cruz que trajo perdón de
pecados, liberación y vida eterna, Isaías 40:2. El evangelio es el más sublime
mensaje que debe salir de nuestros labios para traer consuelo y redención a
todos los que nos rodean. Oración.
«Amado
Señor, gracias por llamarme de las tinieblas a tu luz admirable para anunciar
las buenas nuevas de salvación, hazme valiente y osado para que nada impida
abrir mi boca y proclamar que tú eres el camino, la verdad y la vida; y que
solo en ti Jesús hay salvación y vida eterna. Ahora que está cerca tu regreso,
que pueda decirle a otros sin temor: ¡ved aquí a vuestro Dios!, en el nombre de
Jesús, amén. Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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