Llevando una
vida santa
En aquellos días Ezequías enfermó de muerte.
Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás. Entonces volvió Ezequías su rostro a la pared, e hizo oración a Jehová, y dijo: Oh Jehová, te ruego que te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro. Isaías 38:1-3
“He aquí,
amargura grande me sobrevino en la paz, más a ti agradó librar mi vida del hoyo
de corrupción; porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados”. Isaías
38:17
Qué gran
confesión la del rey Ezequías cuando reconoce que el amor de Dios lo guardó en
momentos difíciles, cuando enfermó de muerte y lo libró del rey de Asiria.
Expresó que el Señor le dio la espalda a sus pecados.
Cuando
Ezequías oró, Dios escuchó su oración, vio sus lágrimas y añadió quince años a
su vida y quitó la mano del rey de Asiria que estaba sobre él, como lo dice
Isaías 38:5-6: “Ve y di a Ezequías: Jehová Dios de David tu padre dice así: He
oído tu oración, y visto tus lágrimas; he aquí que yo añado a tus días quince
años. Y te libraré a ti y a esta ciudad, de mano del rey de Asiria; y a esta
ciudad ampararé”.
Igualmente,
Dios ha escuchado nuestro clamor y visto nuestras lágrimas en cada situación de
nuestra vida, nos ha perdonado y nos ha dado una nueva oportunidad, nos ha
librado por medio del Señor Jesucristo de la muerte y la condenación eterna;
debemos entonces reflexionar cómo estamos llevando nuestra vida, buscar las
cosas de arriba como dice Colosenses 3:1, para que todas nuestras acciones,
palabras y pensamientos estén enfocados en la eternidad, por eso:
1.Reconozcamos
que la vida es frágil. Isaías 38:10,12 “Yo dije: A la mitad de mis días iré a
las puertas del Seol; privado soy del resto de mis años […] Mi morada ha sido
movida y traspasada de mí, como tienda de pastor. Como tejedor corté mi vida;
me cortará con la enfermedad; me consumirás entre el día y la noche”.
2.Reconozcamos
que hay que vivir cada día hasta lo máximo, glorificando al Dios viviente.
Isaías 38:19 “El que vive, el que vive, éste te dará alabanza, como yo hoy; el
padre hará notoria tu verdad a los hijos”.
3.Reconozcamos
que debemos regocijarnos con la vida, el Señor quiere nuestra alabanza y no una
queja continua. Isaías 38:20 “Jehová me salvará; por tanto, cantaremos nuestros
cánticos en la casa de Jehová todos los días de nuestra vida”.
4.Reconozcamos
que durante la vida hay que prepararnos para la eternidad. Isaías 38:11,17-18
“Dije: No veré a JAH, a JAH en la tierra de los vivientes; ya no veré más
hombre con los moradores del mundo […] He aquí, amargura grande me sobrevino en
la paz, más a ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción; porque echaste
tras tus espaldas todos mis pecados. Porque el Seol no te exaltará, ni te
alabará la muerte; ni los que descienden al sepulcro esperarán tu verdad”.
Si nuestro
enfoque es eterno entonces debemos prepararnos para nuestro encuentro con el Señor,
1 Tesalonicenses 5:23. Hoy más que nunca el Señor nos recuerda cómo debemos
vivir, en Efesios 5:15-18 se nos dice: “Mirad, pues, con diligencia cómo
andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque
los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea
la voluntad del Señor. No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución;
antes bien sed llenos del Espíritu”. El cristiano debe ser muy cuidadoso y
sensato en cuanto a su comportamiento. La vida santa requiere inteligencia,
responsabilidad, prudencia y sensibilidad, pidamos al Señor ser llenos del
Espíritu Santo para poder lograrlo. Oración.
«Amado
Señor, enséñame a vivir como un verdadero hijo de Dios, entendiendo que la vida
es corta, y los días malos, hay suficiente evidencia que la corrupción, la
inmoralidad y la criminalidad abundan en este mundo. Ayúdame a vivir sabiamente
de una manera sana y santa, haciendo el bien, glorificando tu nombre, obrando
lo justo y recto delante de tus ojos. En el nombre de Jesús, Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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