Tú me hiciste libre
“Ahora,
pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no
andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”. Romanos 8:1
“Porque el
Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”. 2
corintios 3:17
Qué bueno
empezar este día escuchando esta gran noticia: “ya no hay castigo para los que
están unidos a Cristo Jesús”, ya no hay condenación para todos aquellos que
hemos venido a Cristo, hemos aceptado lo que hizo en la cruz por nosotros y
hemos confesado que es nuestro Dios y Salvador. Nuestras cadenas han sido
rotas, ahora ¡somos libres, completamente libres!
La palabra
condenación viene del griego “katákrima” que significa sentencia adversa, es el
veredicto cuando se hace un juicio a alguien. En términos espirituales,
implica: estar preso, confinado, atado a algo, reprimido de la libertad. Ya no
existe esta condición para el que está en Cristo Jesús, porque con su
sacrificio en la cruz, ese castigo que provocó nuestro pecado fue pagado por
Él. Así que hoy escuchemos que “Cristo nos hizo libres”, pagó la deuda de toda
la humanidad. Sabiendo esto entonces: ¿por qué permitimos que el enemigo nos
acuse?, ¿por qué vivimos atados al pasado, recordando nuestra vieja
naturaleza?, Romanos 8:33
No podremos
avanzar si no rompemos las ataduras emocionales y espirituales que siguen
dominando nuestra mente, Jesús dijo en Juan 8:36 “Así que, si el Hijo os
libertare, seréis verdaderamente libres”. Él dijo de sí mismo: “yo soy el
camino, la verdad y la vida”, Juan 14:6, pero también dijo: “y conoceréis la
verdad, y la verdad os hará libres”, Juan 8:32; por eso, ¿cuánto hemos conocido
de su verdad para ser verdaderamente libres? Conocer la verdad es conocer a
Cristo, entre más lo conozcamos, más renovaremos nuestro entendimiento; para
ello tenemos que vivir en el Espíritu, esto es en una íntima relación con Él,
en oración y conocimiento de su Palabra. Si su Espíritu mora en nuestro corazón
somos libres, cuando Dios nos ve, ve a Jesús en nosotros.
Ya no hay
limitaciones por medio de su muerte en el calvario, si vivimos en Él somos
libres, aceptemos esta verdad para que su libertad se manifieste en nosotros en
nuestro diario vivir. Empecemos por perdonarnos por nuestros errores del
pasado, dejemos en Jesús la vergüenza y la culpa que sentimos y comencemos a
vivir agradándole en todo, ya no condenemos a los demás por sus pecados,
recordemos que Cristo murió por ellos para hacerlos libres, hablemos de su
Verdad para que puedan serlo. Oración.
«Gracias a
ti Jesús ya no estoy condenado, a pesar de que todavía lucho entre lo que está
bien o está mal, dame la fuerza para luchar con mi vieja naturaleza y vencer.
Gracias por redimirme, por romper todas mis cadenas, gracias por todo lo que
hiciste por mí en la cruz y entender que ya el pecado no me esclaviza, ni estoy
sentenciado a una eternidad separado de ti, me hiciste libre y me diste tu
Espíritu para vivir en libertad. Espíritu Santo ayúdame a tomar decisiones que
honren y reflejen a Cristo en mi vida. En el nombre de Jesús, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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