El adorno de una conducta espiritual
“No
defraudando, sino mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la
doctrina de Dios nuestro Salvador”. Tito 2:10
“Vuestro
atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de
vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato
de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios”. 1
Pedro 3:3-4
Oh Jehová,
tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme;
has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi
reposo, y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi
lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda. Salmos 139:1-4
Hoy más que
nunca las personas viven bajo estereotipos dados por el sistema de valores de
este mundo y se hace énfasis en el cuidado del cuerpo de una manera exagerada,
es bueno cuidarnos con una vida saludable; pero, no debemos caer en la obsesión
por la belleza del cuerpo perfecto, hasta caer en la idolatría y en la
superficialidad. A veces la preocupación va dirigida a nuestro aspecto externo
solamente y olvidamos por completo cultivar las actitudes internas que son el
verdadero ornato de una persona. La verdadera belleza comienza por dentro. La
única manera de embellecer el alma es con las virtudes del Espíritu Santo de
Dios, Gálatas 5:22-23.
En el libro
de Tito, el Señor a través del apóstol Pablo nos pide ser fieles en todo, que
nos destaquemos por nuestra fidelidad o lealtad, todo ello para que, en todo
adornemos la doctrina de nuestro Salvador Jesucristo. Es el adorno de una
conducta espiritual que honra a Dios. Y es la predicación callada de una vida
hermoseada por la presencia de Cristo, que influencia a otros.
¿Cómo
podemos adornar nuestra conducta? Con una lengua amable, que hable lo recto con
sabiduría, con un rostro que refleje vida, con un carácter afable y apacible
que ha sido moldeado por el Espíritu Santo, con una vida de pureza basada en el
amor y reverencia ante el Señor; reconociendo que somos el templo del Dios
viviente.
Las
apariencias engañan, podemos ser muy pulcros y hermosos por fuera, pero nuestro
corazón puede estar contaminado de cosas que a Dios no le agradan. Dios no mira
la apariencia externa, Él mira el corazón. Veamos 1 Samuel 16:7 “Y Jehová
respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura,
porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el
hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón”.
Como muchas
personas hoy, Samuel no tenía otro criterio de evaluación para escoger al rey
de Israel que la apariencia física, pero aquí aprendemos que sólo Dios mira el
corazón, el hombre no puede más que mirar lo que está delante de sus ojos, Dios
mira o ve aun nuestros pensamientos; Dios nos conoce interiormente, Salmos
139:1-4
Nuestro
corazón ya está regenerado y adornado por el Espíritu Santo, embellecidos con
un ornato incorruptible, que no es algo transitorio, ni manchado como todos los
adornos mundanos, sino que es agradable y manso como Cristo, como dice Mateo
11:29 “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde
de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”. Jesús era manso en el
afecto y en los sentimientos, pacífico en palabras y acciones; y esto como dice
el versículo de hoy es de gran estima delante de Dios,1 Pedro 3:4
Preocupémonos
más por llegar a ser como Cristo, aunque tome tiempo llegar a serlo; porque
vale la pena la espera; y sepamos que esa perfección se completará el día en
que Cristo regrese y seremos como Él. Como dice: 1 Juan 3: 2 “Amados, ahora
somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero
sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos
tal como él es”. Oración.
«Jesús amado,
la vida cristiana es un proceso de ser cada vez más semejante a ti, ese proceso
no será completado hasta que te vea cara a cara, pero saber que mi meta final
es esa, me motiva a santificarme y purificarme cada día más, guardándome de
este mundo, siendo libre de la corrupción del pecado. Ayúdame a permanecer
hasta el final. En Cristo Jesús, amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito
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