Una ecuación
poderosa
“pero al
principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios. Por esto dejará el
hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola
carne; así que no son ya más dos, sino uno. Por tanto, lo que Dios juntó, no lo
separe el hombre.” Marcos 10:6-9
La mujer y
el hombre cuando se unen en matrimonio, siendo dos personas distintas, se
convierten en uno solo, asemejando la unión de Cristo con su iglesia (Efesios
5:32); esta unión es esencial para sostener una sociedad sana y próspera,
porque los dos se apoyan mutuamente, se colocan de acuerdo y aun ante las
dificultades se animan el uno al otro como dice el proverbio: “Mejores son dos
que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno
levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá
segundo que lo levante” (Eclesiastés 4:9-10)
Aunque son
una pareja, una misma carne, cada uno debe primero unirse con Cristo, siendo
uno solo con el Señor, como lo revela 1 Corintios 6:17: “Pero el que se une al
Señor, un espíritu es con él.” El matrimonio es la unión de esta pareja hombre
y mujer con Cristo, es decir, un cordón de tres dobleces (Eclesiastés 4:12).
Entonces,
gracias a la acción de su Espíritu, entre más contemplan la gloria de Dios, más
se hacen semejantes a Cristo: “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara
descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de
gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.” (2
Corintios 3:18).
Esta
ecuación poderosa explica que somos uno con Cristo y uno con nuestra esposa(o),
unidad total que crece en el amor y el conocimiento de Cristo: “Antes bien,
creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A
él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.” (2 Pedro 3:18).
Ahora bien,
este crecimiento manifestará en esta pareja el amor de Dios hacia los demás,
entre más unidos a Cristo estén y más unidos entre ellos, la gracia y el poder
de Dios se desbordará y manifestará para gloria de Dios Padre, porque su
propósito es que todos conozcan que son discípulos de Jesús viendo el amor
mutuo, como dice: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si
tuviereis amor los unos con los otros.” (Juan 13:35). Siendo así, los primeros
llamados a mostrar el amor de Cristo, para que todos conozcan que son sus
verdaderos discípulos, son aquellos que practican esta ecuación poderosa de la
que hemos reflexionado: el matrimonio. Oración.
«Padre,
clamamos a ti para que cada día más personas anhelen estar en tu camino y
cumpliendo tus principios; te pedimos que bendigas los matrimonios y las
familias, que nos permitas siempre estar en tu amor y tu bendición. Padre
bueno, revela tu gloria a través de las parejas, que el mundo conozca que lo
que tú has diseñado es bueno, agradable y perfecto. Gracias Dios eterno por
Jesucristo, Señor nuestro, amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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